La ansiedad se ha convertido en uno de los grandes males de nuestra sociedad, caracterizada por la inmediatez, la hiperconectividad y la exigencia constante.
Cada vez más personas experimentan síntomas de ansiedad, desde una preocupación persistente hasta episodios de pánico o agotamiento emocional. Aunque sentirlo es natural y adaptativo, su presencia continua puede afectar gravemente la salud mental, física y social.
Las causas de la ansiedad en la sociedad actual son múltiples y complejas. Una de las principales es el ritmo acelerado de vida. La cultura impuesta premia la productividad y la competitividad y el descanso se percibe casi como una pérdida de tiempo.
“La presión laboral, la inseguridad económica y la dificultad para desconectar de las responsabilidades son factores que generan un estado de alerta constante”, explican desde Yoga Cuerpo y Emociones.
A ello se suma la influencia de las redes sociales, que han transformado la forma en que nos relacionamos. La comparación permanente, la búsqueda de aprobación y la sobreexposición generan una sensación de insuficiencia y estrés. Por otro lado, la sobrecarga informativa impide al cerebro descansar, alimentando la sensación de ansiedad y desconexión emocional.
La gestión emocional, clave
En la ansiedad influyen también causas más profundas. La falta de gestión emocional y de tiempo para uno mismo. La educación y el entorno muchas veces no nos enseñan a identificar, aceptar y canalizar las emociones, lo que deriva en acumulación de tensión interna.
“Muchas personas viven atrapadas entre la exigencia externa y la insatisfacción interna”, explican.
Ante este panorama, resulta fundamental incorporar hábitos que ayuden a reducir la ansiedad y recuperar el equilibrio mental y físico.
Entre ellos, el yoga se ha consolidado como una de las prácticas más efectivas y accesibles. Más que un simple esfuerzo físico son ejercicios para la ansiedad. Se trata de una disciplina integral que combina movimiento consciente, respiración y meditación.
Su práctica regular contribuye a disminuir el nivel de cortisol (la hormona del estrés), mejora la concentración y promueve un estado de calma y bienestar.
A través de las posturas o asanas, el cuerpo libera tensiones acumuladas; mediante la respiración o pranayama, se regula el sistema nervioso; y con la meditación, se cultiva la atención plena, ayudando a distanciarse de pensamientos obsesivos o preocupaciones futuras. Numerosos estudios científicos respaldan los beneficios del yoga en la reducción de los síntomas de ansiedad y depresión, así como en la mejora del sueño y la autopercepción corporal.
Además del yoga, otros hábitos complementarios como mantener rutinas saludables de sueño, practicar ejercicio moderado, reducir el consumo de estimulantes y fomentar relaciones sociales de calidad refuerzan el equilibrio emocional.