Ayer saltaba la noticia: la Fiscalía de Málaga había solicitado el cierre del online Alerta Digital y la prisión para su director, Armando Robles, alegando incitación al odio, sobre todo, en el tema de la inmigración africana.
Según la fiscal, «muestra una línea editorial (…) cuya principal idea es la de señalar la inmigración, especialmente de origen africano, a Europa, en general, y a España, en particular, como una invasión dirigida a la destrucción del pueblo europeo».
Alerta Digital, según la acusación, llevaría desde 2013 a 2018 haciendo publicaciones de artículos que tienen como diana a personas de origen magrebí o que profesan la religión musulmana.
Desde Iberian Press hemos querido hablar con su director, Armando Robles, para saber qué opina de esta nueva solicitud de la fiscalía y cuál es su punto de vista con respecto a las acusaciones y a la trayectoria de su diario digital.
¿Qué opinas de la petición de la fiscalía para cerrar el medio que diriges?
Pues me temo que va a ser que no. Del informe de Fiscalía se podría colegir que AD ha hecho de la inmigración y de la delincuencia relacionada con este fenómeno uno de sus ejes vertebrales. Y ello es rotundamente inexacto. Podemos acreditar que AD, en su ya larga andadura, ha publicado más de un millón de artículos de todas las tendencias y con cientos de denuncias que han tenido como destinatarios a personas y entidades pertenecientes a las más diversas esferas del ámbito público, desde dirigentes políticos al propio Papa.
Hemos pretendido ser el altavoz de aquellos que han carecido de voz propia para la mayoría de medios y nuestro compromiso con la defensa de los más vulnerables ha consistido en proporcionar cobertura informativa a colectivos que han sido invisibilizados socialmente. Reducir nuestra larga etapa periodística a nuestras informaciones vinculadas con algunos colectivos, tales como el musulmán, constituye, además de una grave falta a la verdad, un auténtico despropósito.
¿Crees que la opinión, cuando está especificada como tal, debe tener límites?
Yo enfocaría la pregunta en otra dirección: ¿qué límites debería tener las restricciones informativas que no vulneran ningún artículo del Código Penal?
Existe un prejuicio ideológico, parcial, sesgado e incierto sobre este medio de comunicación y su dirección.
Las dianas son Armando Robles y Alerta Digital y las acciones judiciales instadas son verdaderos ataques personales, poco fundados fácticamente y jurídicamente endebles.
En realidad, de ahí el peligro de estas actuaciones subjetivas, la verdadera víctima es la libertad y la democracia. La libertad porque se intenta cercenar su esencia; y la democracia porque se usan instituciones básicas de la misma, para atacar a quien no piensa igual que quien acusa.
¿Algo que decir de la acusación de incitación al odio?
Si yo odio el desorden, la violencia, la corrupción, la delincuencia… ¿me convierte ello en un peligro social? Si yo amo la molicie, la pereza, la invasión de vagos y maleantes… ¿me convierto en un ejemplo social? Si yo denuncio a los musulmanes yihadistas por basar el seguimiento de su doctrina en un libro que contiene más de 100 aleyas (versículos) que predican la violencia… ¿estoy predicando el odio?
Así, si se ataca a un senegalés y se le abre una brecha en la frente es un delito de lesiones, exactamente igual que si alguien les ataca a ustedes y les abre la cabeza, aunque sean de Cuenca. Pero en estos momentos, una riña con un senegalés es “xenofobia” y con uno de Cuenca es una riña. Supuestos idénticos, pero distinto tratamiento jurídico.
Sea cual fuere la orientación sexual, la raza, la religión, la ideología o la clase social, los hechos son los hechos, el delito es el delito y las penas a aplicar han de ser las mismas.
De lo contrario, la amplia parafernalia ‘buenista’ que rodea al “odio”, a fuerza de excesos, puede derivar en una especie de patología de la compasión y en arbitrios enfermizos que representen una flagrante inseguridad.
Comprendo los esfuerzos de los gobernantes en su exaltación histriónica de “la corrección política” para proteger a lo que ellos consideran “minorías” desde una perspectiva paternalista y de evidente “superioridad moral”. Pero rizar el rizo en estos temas, “adivinando” los sentimientos más íntimos de un agresor o de un delincuente, es decir, si se mueve por “odio” o por simple maldad, es algo extremadamente delicado y que requiere de la psiquiatría forense más que de la opinión subjetiva de un juez instructor o de un fiscal.
La fiscal dice que Alerta Digital muestra una línea editorial contra la inmigración africana…
Rotundamente falso. Yo puedo decir que la inmigración ilegal no me gusta, puedo opinar que, como en cualquier casa del mundo, hay que empezar cuidando primero a los de dentro, a mi la Constitución me ampara en el derecho de decir que la inmigración debería ajustarse a las estrictas necesidades de una nación, procedan los inmigrantes de África, de América o de Guinea Papua, y ninguna fiscal tiene la autorictas para restringir mi libertad de pensar y opinar sin inducir al dolo.
Somos consecuentes con el principio de la solidaridad primero con las personas que forman parte de nuestro universo más cercano, para a continuación ofrecer nuestra ayuda a personas provenientes de otros entornos.
Nuestro medio ha condenado siempre la precarización del empleo destinado a los inmigrantes, así como las duras condiciones económicas y de trabajo a que se les obliga. Pero eso no obsta a que también hayamos defendido que las ofertas de empleo vayan en primera instancia destinadas a los desempleados nacionales, con lo que situaciones como las descritas desaparecerían.
Defender que la riqueza nacional debe ir dirigida en primera instancia a los españoles no debería servir de base indiciaria para deducir un supuesto posicionamiento de odio contra los extranjeros.
Se podría pensar, a partir del informe de la fiscal, que nuestra línea editorial, como ella misma expresa, se nutre de informaciones contrarias al islam y a los musulmanes. Y ello es rotunda y radicalmente falso y de una intencionalidad manifiestamente arbitraria.
¿Cuál es la función de Alerta Digital entre los medios digitales?
Nuestra función no es otra que la de informar recta y objetivamente y de defender todo aquello sobre lo que se sustenta nuestro universo de creencias y valores. Si cumplimos o no con esos objetivos lo deberían valorar los lectores.
¿Cómo definirías su línea editorial?
AD nació para defender las bases del humanismo cristiano, la vigencia del Catolicismo según la tradición, el derecho a la vida, la economía social, el rechazo al poder en la sombra de las élites financieras, los valores del conservadurismo y nuestra identidad europea, base y sustento de nuestra civilización, que siempre hemos defendido y considerado punta de lanza de la humanidad.
AD siempre ha defendido la conservación la civilización cristiana y occidental y en ese sentido hemos defendido a los cristianos que están siendo perseguidos en todo el mundo. Preciso es aclarar que AD ha distinguido siempre entre islam e islamismo radical. Aunque existen diferencias notables entre cristianismo e islamismo, así como visiones del mundo a veces antagónicas, hemos respetado siempre a las comunidades que se encuentran entre nosotros de forma cívica y pacífica.
No ha sido así con quienes tratan de imponernos su visión restrictiva del mundo y de la dignidad humana, amparándose a veces en nuestro generoso Estado de Derecho.
Nunca hemos caído en el error de confundir al conjunto de los musulmanes con la expresión terrorífica del islam que algunos defienden. Nuestro medio ha sido extremadamente crítico con la intolerancia y la violencia en cualquiera de sus expresiones. De igual forma que denunciar el estalinismo no te lleva a odiar al pueblo ruso. O condenar el nazismo no te lleva a odiar al pueblo alemán. En este caso las denuncias contra el yihadismo violento, o de aquellos que aprovechándose de nuestra hospitalidad, quebrantan nuestras reglas de convivencia, con grave daño para la sociedad, no supone rechazar al conjunto de los musulmanes.
¿Cuáles son los pasos que daréis desde el medio para la defensa tanto del medio como personal?
La estrategia procesal la marca nuestro equipo jurídico, encabezado por Estanislao de Kostka, número 1 en el ranking nacional de abogados. Estamos, desde luego, en las mejores manos.
Estanislao de Kostka ha convertido la causa de Alerta Digital en una de las razones nucleares de su vocación jurista.
Su objetivo es no solo la defensa de este medio sino evidenciar, con la fuerza de la ley en la mano, a los disciplinados agentes de la agenda chavista que pretenden su cierre. Estanislao de Kostka se ha tomado el procedimiento contra Alerta Digital iniciado por la fiscal de Odio María Teresa Verdugo Moreno como una cuestión personal.
Las falsas acusaciones de la funcionaria han sido para Kostka como un voltear de campanas que le piden con urgencia acudir a sofocar el incendio que quiere que la Verdad y la Libertad, despedazadas, desaparezcan, convertidas en un desierto infecundo material y espiritualmente. Creo que la fiscal de Odio en Málaga debería estar más preocupada que nosotros.
¿Hay distintos límites dependiendo de lo que se diga…?
Por supuesto. Un ejemplo: si se ataca a un senegalés y se le abre una brecha en la frente es un delito de lesiones, exactamente igual que si alguien les ataca a ustedes y les abre la cabeza, aunque sean de Cuenca. Pero en estos momentos, una riña con un senegalés es “xenofobia” y con uno de Cuenca es una riña. Supuestos idénticos, pero distinto tratamiento jurídico.
Sea cual fuere la orientación sexual, la raza, la religión, la ideología o la clase social, los hechos son los hechos, el delito es el delito y las penas a aplicar han de ser las mismas.
De lo contrario, la amplia parafernalia ‘buenista’ que rodea al “odio”, a fuerza de excesos, puede derivar en una especie de patología de la compasión y en arbitrios enfermizos que representen una flagrante inseguridad. Comprendo los esfuerzos de los gobernantes en su exaltación histriónica de “la corrección política” para proteger a lo que ellos consideran “minorías” desde una perspectiva paternalista y de evidente “superioridad moral”. Pero rizar el rizo en estos temas, “adivinando” los sentimientos más íntimos de un agresor o de un delincuente, es decir, si se mueve por “odio” o por simple maldad, es algo extremadamente delicado y que requiere de la psiquiatría forense más que de la opinión subjetiva de un juez instructor o de un fiscal.
Pongo otro ejemplo: se arma una trifulca y a resultas de la misma tenemos a un marroquí con un brazo roto. De inmediato se clama y se acusa de “odio” y xenofobia al agresor si es español. Pero si ese mismo marroquí arrastra y le parte el brazo a una abuela para robarle el bolso, en este caso no se hablará de “odio” ni nadie se aventuraría a decir que el marroquí “odia” a los españoles y que por eso agredió y robó a la anciana. Nada. Se trataría de un delito de robo con violencia y resultado de lesiones más o menos graves, pero “odio” no hay. ¿Y por qué no va a haber “odio” cuando una persona asalta a otra, sea de Alcorcón o de Nueva Guinea Papua? Todo delito tiene una vertiente oscura e indeterminada. Para muchos, toda violencia implica “odio”, a no ser que sea llevada a cabo por un psicópata o un sociópata carentes de sentimientos, que buscan el mal por el mal, que ni sienten ni padecen y que tan solo quieren causar daño.
¿Odiaba la muchacha podemita que entró en una capilla con las tetas al aire en la Universidad para ofender, vejar y humillar a los católicos? Para mí, sí. Cualquier delito contra los sentimientos religiosos tiene un sustrato de “odio” cuando es totalmente inmotivado, ya que esas personas religiosas ni representan una amenaza, no ofenden a nadie, no imponen sus creencias y no se sirven de ellas para obtener privilegios. De hecho, lo vemos casi a diario, alcaldes radicales lanzan verdaderas andanadas contra los cristianos: que si ordenan quitar las cruces, que si prohíben los símbolos… Ellos y ellas “saben” y son conscientes que este ateísmo riguroso y estalinista causa dolor y humillación a una gran parte de la población. Por consiguiente, ¿se les podría imputar a estas autoridades por un delito de “odio”?
Vistas como están las cosas, tanto puede “odiar” el que lanza botes de humo junto a una mezquita como el que ordena hacer una “batida de cruces”. Odio por todos lados. ¿Y por qué no se imputa absolutamente a todos los políticos por “odiar” a sus contrarios? Castigar sentimientos genera inseguridad y “presumir” de sentimientos resulta más inseguro aún.
¿Crees que algo así podría considerarse censura? ¿Habéis tenido algún tipo de llamada de atención previa o en otro momento desde la creación de Alerta?
Por suerte aún estamos lejos de que una fiscal pueda censurar informaciones, aunque sí puede apelar al cierre de un medio, como ha sido el caso. Desde luego, una persona como María Teresa Verdugo Moreno no va a decidir nunca sobre las informaciones que debemos llevar o no a nuestros lectores.
Torquemada murió hace mucho tiempo.
Respecto a la segunda cuestión que plantea, un dato ciertamente relevante: en los muchos años de existencia de AD, no hemos sido nunca condenados.
Es más, no hemos tenido hasta ahora que sentarnos en un banquillo. Todas las demandas iniciadas contra este medio fueron sobreseídas en primera instancia. Por cierto, la mayoría de los demandantes han sido personas del entorno del separatismo catalán. ¿Me acusará la fiscal Verdugo de ser catalanófobo?
Las opiniones vertidas en esta sección son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan, necesariamente, el pensamiento de nuestro medio