Desde que se inició la pandemia del Covid-19 se han visto afectadas las economías del mundo, presentando serias contracciones que han empobrecido aún más a las clases necesitadas. Desde el punto de vista político, algunos presidentes, han visto mermada su popularidad por no saber enfrentar el avance de la enfermedad.
En tanto, la OMS manifestó al comienzo que la única forma de detener la enfermedad es mediante el aislamiento social y, aunque en los últimos días sorprendieron al mundo expresando lo contrario, especialistas en el área estiman que, indistintamente de lo que se haga, el coronavirus permanecerá entre nosotros durante mucho tiempo.
Posibles soluciones para frenar la propagación del virus
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Muchas personas confunden el aislamiento social con la cuarentena. El aislamiento es la separación máxima entre las personas y, según recomendaciones de la OMS, se debe mantener una distancia aproximada de 1,80 metros.
Según infectólogos y microbiólogos del mundo, la única forma de controlar el Covid-19 y la detención de la cadena de contagios. Debe recordarse que el virus se propaga cuando pequeñas gotas de saliva salen al aire y son respiradas por una persona sana.
Cuando el organismo multilateral de la salud recomendó el aislamiento social, se pretendía que de alguna forma las personas que ya estaban infectadas pudiesen recuperarse de la enfermedad sin contagiar a otros.
Inicialmente el gobierno chino expresó haber puesto toda la provincia de Wuhan en aislamiento y, por esa razón, se había logrado controlar el virus en ese sector del país.
El aislamiento no detiene el rebrote ni da ningún tipo de inmunidad con respecto al patógeno. Lo que se hace, es prevenir que las personas que están sanas se contagien.
Para muchos las medidas de distanciamiento social son una manera de que los gobiernos ganen tiempo mientras utilizan los centros de salud para tratar de hacer frente a la enfermedad, buscando reducir la cantidad de muertes.
¿Por qué la OMS dice ahora que el aislamiento no es la solución?
Una de las estrategias que dividió a los médicos del mundo al inicio del Covid-19 fue si la solución era llegar al contagio colectivo o lo que se conoce como inmunidad de rebaño.
Esta era una estrategia peligrosa, pero en los últimos días parece contar con el respaldo de la Organización Mundial de la Salud, ya que uno de sus portavoces manifestó que se había llegado a la conclusión de que el aislamiento social no era la táctica adecuada para detener al coronavirus.
En todo caso, la infección natural debería aumentar la inmunidad en las personas pero, según los últimos estudios, algunos pacientes que padecieron la enfermedad sufren efectos secundarios graves que hacen estimar que podrían enfermar por segunda vez.
Países como Suecia, intentaron utilizar la inmunidad de rebaño como opción, pero los resultados han sido catastróficos ya que el sólido sistema de salud de ese país estuvo a punto de colapsar. Esto debido a la gran cantidad de personas que se vieron con cuadros clínicos graves por Covid-19.
Lo que llama poderosamente la atención, es que la estrategia implementada por China y que evitó que la enfermedad llegara hasta la capital, no ha dado los mismos resultados en otras naciones. Esto se debe a que países como Argentina, en donde tienen uno de los aislamientos más largos del mundo, presentan una de las mayores estadísticas de mortalidad.
Entonces, el camino parece no ser el aislamiento, porque no solo impide que las personas que dependen de la economía informal obtengan los recursos para poder mantenerse, sino que también se generan atrasos en todas las economías del planeta.
¿Cuál es la solución?
Para muchos médicos del mundo la estrategia más adecuada para salvar vidas es romper las cadenas de transmisión del virus. Pero para ello los diversos gobiernos del mundo deberían ofrecer a su población los recursos suficientes para alimentarse y educarse sin tener que salir de casa.
Naciones industrializadas como España han considerado que el haber autorizado el regreso a clases puede haber incidido en el rebrote de la enfermedad. Por su parte el Reino Unido utilizó durante un tiempo el contagio por rebaño, creando una situación que estuvo a punto de salirse de las manos y llevando su muy sólido sistema de salud al 95% de ocupación.
En todo caso, la solución es la tan ansiada vacuna pero lamentablemente todavía hay un largo camino por recorrer. Se sabe que la Universidad de Oxford se encontraba desarrollando una inyección contra el Covid-19 y el mundo entero apostaba al éxito de esta prestigiosa institución.
Sin embargo, con la muerte ocurrida a uno de los voluntarios hace ya algunos días, parece ser que todavía está muy lejos la posibilidad de producir la vacuna en masa y lograr la inmunización de la población mundial.
Mientras esto ocurre, las naciones del mundo deben fortalecer sus sistemas de salud ya que la diferencia entre la vida o la muerte de un paciente contagiado por Covid-19, depende de los cuidados médicos que este reciba los primeros días de padecimiento.
Algunos países como los Estados Unidos están utilizando un tratamiento propio muy diferente del que la OMS recomienda. Sin embargo, esto no significa que sea la solución al problema ya que dicho tratamiento, ha generado efectos altamente positivos como los mostrados en el presidente Donald Trump, pero en otras tantas situaciones ha sido totalmente ineficaz.
Pandemia de hambre
Lo que sí ha demostrado el aislamiento social, que género el cierre de fábricas y comercios, es que según estimaciones de la ONU, 14 millones de personas solamente en America Latina, lleguen al nivel de pobreza extrema. Sin duda esto podría generar una situación de hambruna generalizada.
Para muchos esta cifra es totalmente conservadora ya que en las estadísticas no se incluyó a Venezuela porque el gobierno de ese país no ha dado cifras oficiales. Sin embargo, según las proyecciones del 2019, 1 de cada 3 venezolanos pasa hambre. Es por ello que se requiere reactivar la economía de manera inmediata, porque las personas que no mueran por Covid-19, morirán por falta de alimentos.
Esto deja demostrado que las economías latinoamericanas se encuentran en una situación muy vulnerable, por lo que tendrán necesariamente que permitir la incorporación de las fuerzas laborales y productivas, arriesgándose a tener un contagio masivo del virus o arriesgándose a ver como sus naciones sucumben ante el hambre.