Negar la evidencia de que, hoy en día, el marketing forma parte activa y diaria de la política, es cerrar los ojos a una realidad que ha demostrado cómo la opinión pública puede percibir de una forma u otra a según qué entidad.
Pese a que, hasta ahora, todo el entramado de campaña se centraba exclusivamente en los momentos previos a las elecciones, hoy en día, con la incertidumbre constante ante los pactos, vivimos en un contexto en el que se hace más marketing casi que política al uso.
Siguiendo la estela de cómo funciona a nivel político, son muchas las empresas que pueden coger ideas que, al final, les vendrán bien en sus distintas estrategias.
Vayamos desgranando el core de todo este marketing político.
¿Cómo llevar el marketing político a la comunicación empresarial?
Contenido del artículo:
Elegir un mensaje claro y conciso
Esto es clave para que cale a nivel social gracias a los medios de comunicación. Lo primero que hará cualquier partido político es sentar las bases sobre las que fluirá su discurso. Eso significa coger cuatro o cinco ideas que calen en distintos ámbitos (económico, social, sanitario…) y hacer piña en ellos.
Si nos damos cuenta, el mensaje de un grupo político es secundado por todos los miembros del partido casi al 90% – siempre hay ciertas voces un poco más autónomas – lo que hace que cale en el electorado afín al no haber casi variaciones. Dependiendo de quién emita el mensaje y el medio, incidirá en una parte más específica del mensaje, aportando datos que completará otro compañero. Esto es lo que crea un mensaje que cala.
¿Es viable hacerlo en empresa? Sí, se trata de que sea un mensaje real que todos los trabajadores y directivos entiendan como propio y beneficioso para la compañía. Es el mejor altavoz posible.
¿Los mensajes de los políticos en sus redes siguen un orden, estructura o planificación? Absolutamente, SÍ.
Las redes sociales se han convertido en el altavoz del siglo XXI. Los contenidos se pueden volver virales, llegar a gente que ni siquiera sigue las cuentas por la cadena de conocidos o incluso hacer una comunidad.
De hecho, tanto es así que durante los últimos años, han sido las propias plataformas las que han puesto a trabajar a sus ingenieros para evitar que hubiera algún tipo de tendencia que condicionara el voto.
Eso, que ocurre alrededor de las siglas de un partido y de sus políticos, puede extrapolarse a la empresa.
Una presencia en redes coherente, coordinada y con una planificación puede conseguir ampliar el público objetivo sobremanera.
Comunicación con los medios
Los medios de comunicación y el espacio dentro de sus noticias forman parte de cualquier campaña política. El hecho de que los periodistas sigan los actos y partidos hace que la sociedad esté en constante conocimiento de sus pasos.
De hecho, son muchos los que convocan a la prensa o mandan notas en momentos puntuales en los que el mensaje es más importante.
Algo semejante se puede hacer también en la empresa, cuando hay algo importante que comunicar. Solo generando un interés real se consigue espacio de forma orgánica. Si los partidos cuentan con sus profesionales al servicio de la comunicación, en las empresas se puede disponer de gabinetes de comunicación tanto internos como externos para dar a conocer las novedades.
Cuántas veces al escuchar hablar a un político o ver un mensaje en redes hemos pensado…¿lo ha hecho a propósito o esta metedura de pata está meditada?
Lo cierto es que, aunque muchos se sorprendan, está más que diseñada. Sirve, en el caso de la política, para crear humo y discusión y evitar que la opinión se centre sobre algo importante que está ocurriendo. Si el lector se para a pensarlo, puede encontrar ejemplos a granel.
Con las empresas pasa igual, muchos han usado ese lema de lo prohibido o polémico para conseguir crear el ruido que les dé a conocer. Eso, que no siempre sale bien, cuando lo hace, dispara las ventas. Eso sí, es un arma de doble filo.