Las fake news crecen a un ritmo alarmante según los expertos. En el pasado año, su aumento se evidenció en un porcentaje de más del 300 %, cifras que muestran que se trata de una estrategia consolidada y no de episodios puntuales. Uno de los marcos de actualidad que más está acusando este crecimiento es el de la crisis catalana, un polvorín ideológico que no necesita que le añadan más explosivos.
Algunos ejemplos
Desde que el intento de conseguir la independencia por parte de los políticos catalanes tomará la forma de un desafío más o menos real, la aparición de noticias falsas en los medios de comunicación ha sido todo un recurso por parte de ambos bandos.
Un momento especialmente tenso fue el del referéndum del 1 de octubre. Durante los días posteriores a su celebración, en los medios se pudieron encontrar noticias que mostraban a niños con la cabeza ensangrentada o policías luchando contra bomberos como las fake news usadas por el bando independentista.
Por el otro lado, los críticos del referéndum arrojaron imágenes en las que se podían ver a policías agredidos por la ciudadanía y otras situaciones similares.
Lo que todo ello tenía en común era que se trataba de noticias ciertas, pero que nada tenían que ver con Cataluña y que, además, habían sucedido años antes en otros lugares y por motivos muy diferentes.
Consecuencias difíciles de prever
Lo que hace que estas noticias falsas tengan tanta importancia es que apelan directamente a los sentimientos de las personas consiguiendo que se pierda la objetividad a la hora de valorar los hechos.
No hay que olvidar que lo que aquí hay en juego es la vida y el bienestar de muchas personas, algo mucho muy serio que no puede ser dejado al azar de las fake news como si se tratara de un juego de casino.
Por supuesto, su difusión está al servicio de diferentes grupos de presión ideológica y mantiene una función de intoxicación de la opinión pública que puede llegar a tener consecuencias imprevisibles.
Entre los casos más sonados en los que las fake news obraron vuelcos políticos se encuentra el de la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca o la más reciente toma del poder por parte de Bolsonaro en Brasil.
Está claro que en la actualidad las noticias falsas crecen de forma más rápida debido al apoyo que las redes sociales les dan, un fenómeno que parece complicado de detener y que, según los editores profesionales de prensa, solo se podrá parar con una apuesta por el periodismo de calidad.
Con todo, lo único que hay de cierto es que las noticias falsas o fake news han conseguido enturbiar peligrosamente la situación en Cataluña creando un escenario en el que el diálogo entre las partes se antoja casi imposible.