Ni siquiera la existencia de la pandemia ha logrado detener el exilio del pueblo venezolano. Incluso familias enteras caminan durante días o meses para escapar del régimen dictatorial de Nicolás Maduro.
La huida es masiva, cientos y cientos de personas cruzan a diario las llamadas trochas arriesgando sus vidas, con el fin de llegar a otros destinos donde puedan tener una vida mejor.
Todo lo que hay que saber sobre la situación que se vive en Venezuela
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Causas de la migración venezolana
Podría decirse que la cantidad de migrantes que tiene Venezuela es comparable a los de Siria. Sin embargo, hay que recordar que este país del Oriente Próximo se encuentra viviendo una situación de conmoción social en la que están mezcladas la guerra civil, los bloqueos internacionales y la presencia del coronavirus.
Según la Organización de las Naciones Unidas, solo en el año 2020, emigraron hacia los países de América Latina, 6,5 millones de personas. Esto sin contabilizar a todos aquellos que han huido hacia Estados Unidos y otros continentes.
Como se sabe, la economía de este país sudamericano lleva 4 años en profunda contracción y el PIB ha caído cerca del 40%. Los niveles de escasez son tal, que la población general dedica gran parte de su tiempo a tratar de obtener comida.
Por su parte, el parque industrias del país tiene déficit de insumos y materia prima, por lo que no pueden abastecer el mercado interno.
La hiperinflación que vive Venezuela es la mayor del mundo, y esto, aunando a los altos índices de delincuencia, obligan a las personas a huir buscando un destino mejor.
También hay que destacar que todo aquel que disienta del régimen de Nicolás Maduro, es apresado, torturado e incomunicado. La llamada élite chavista, que son los que dirigen el país, concentran todo el poder y, tanto estos como sus familiares, no viven la situación de hambruna que afecta al resto de la nación.
Así mismo, el régimen ha establecido una elevada cantidad para otorgar el pasaporte, alcanzando casi los 200$, y, teniendo en cuenta que en este país el salario mínimo es de 3$, resulta evidente la dificultad que esto supone a la hora de obtener el preciado documento.
Se estima que de permanecer Nicolás Maduro en el poder, a finales de 2021, se habrán desplazado más de 8 millones de venezolanos hacia América Latina.
Problema latinoamericano
Según Eric Olson, director adjunto del Programa de América Latina del Centro de Estudios Wilson, el éxodo venezolano representa la mayor ola migratoria que ha vivido Latinoamérica en los últimos 50 años.
Lo que agrava aún más la situación, es que los venezolanos, al llegar a otras naciones se instalan de manera ilegal, ocasionando graves daños a la economía de esas naciones.
De igual manera, muchos profesionales no pueden ejercer dentro de otros países, ya que el alto costo para la legalización de documentos en Venezuela hace que estos trámites resulten prohibitivos para cualquier persona.
En países como el Perú, por ejemplo, gran cantidad de venezolanos se han dedicado al comercio informal, engrosando aún más este sector. En tanto, Chile ha tenido que endurecer sus políticas migratorias, solicitando visas a quienes desean entrar a esa nación.
Panamá lleva a cabo una revisión de sus políticas migratorias, ya que ha considerado que el éxodo de venezolanos ha traído graves daños al país, no solo desde el punto de vista económico, sino también social.
Naciones que apoyan a los migrantes venezolanos
Colombia ha creado un plan de legalización de ciudadanos venezolanos que han permanecido de forma irregular en esa nación. La intención es contabilizar y sincerar cuantos migrantes han ingresado al país.
Por otra parte, a comienzos de este mes, voceros del Palacio de Nariño expresaron que el pasaporte venezolano tendrá vigencia de 10 años después de su fecha de vencimiento.
Esto, sin duda alguna, facilitará el desplazamiento de algunas personas hacia otras regiones del mundo, pudiendo utilizar como punto de partida el Aeropuerto El Dorado.
En tanto, Ecuador ha cambiado sus políticas para la migración de venezolanos y, aunque presta todo el apoyo a quienes llegan a ese país, exigen que tengan la documentación pertinente que les permita obtener un empleo formal.
Uruguay ha expresado su intención de ayudar a los migrantes venezolanos, pero les pide que demuestren no poseer antecedentes policiales ni penales y, en caso de querer laborar en ese país, deberán contar con los permisos necesarios.
Aumenta la xenofobia
La situación política, social y económica que está viviendo Venezuela la ha llevado no solo a liderirar el Índice Mundial de Miseria, sino que también los ha convertido en el primer país exportador de desplazados del planeta.
Esta situación ha generado que muchos países rechacen la presencia de venezolanos en sus naciones, produciéndose una situación de xenofobia muy marcada.
Por ejemplo, en la Isla de Trinidad y Tobago es alarmante ver la cantidad de asesinatos de mujeres venezolanas, a quienes someten y obligan a esclavizarse sexualmente.
De igual manera, se ha generado una persecución en contra de los hombres venezolanos, a quienes se les niega la posibilidad de alquilarles un cuarto e, incluso, de servirles en un restaurante y, por supuesto, mucho menos ofrecerles un puesto de trabajo.
En Brasil se han conformado grupos que han decidido expulsar a los migrantes de Venezuela, ya que consideran que representan una competencia desleal en cuanto a empleos se refiere.
Situación similar ocurre en Perú, donde la población de ese país ha rechazado la presencia estos ciudadanos. Así mismo, el éxodo se ha convertido en punto de discusión en los debates presidenciales.
Algunos países de la región sudamericana han solicitado apoyo económico a la ONU y la OEA, con el fin de poder atender la gran cantidad de venezolanos que llegan a sus naciones.
El grave problema que se presenta, es que muchas de estas personas emigran con la intención de enviarles dinero a sus familiares en Venezuela, pero la xenofobia que los arropa en las naciones a donde llegan, no resuelve en absoluto su situación.
Indudablemente, esto representa un problema que terminará por convertirse en una bomba de tiempo que afecte a la estabilidad social y económica de la región.