Ni en la peor de sus pesadillas los venezolanos imaginaron que una tragedia política de proporciones incalculables iba a obligarlos a abandonar su país en balsas.
Los ciudadanos de Venezuela han tomado la pequeña isla de Trinidad y Tobago como un lugar para emigrar, huyendo de la pobreza, el desempleo y la falta de los servicios.
Todo lo que hay que saber sobre la migración venezolana
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De Güiria a Trinidad
Aproximadamente 100 kilómetros es el recorrido que separa a la comunidad pesquera de Güiria, en Venezuela, de la isla de Trinidad y Tobago. Esta cercanía es quizás lo que ha hecho que una gran cantidad de personas se aventuren en pequeñas y precarias embarcaciones para tratar de llegar a Puerto España.
A pesar de lo corto del trayecto, la travesía se considera extremadamente peligrosa ya que es necesario pasar por la llamada “Boca del dragón” que es en realidad un conjunto de estrechos, grandes bancos de corales y corrientes marítimas que pueden llevar a cualquier embarcación a estrellarse contra dichos estrechos e incluso hacer zozobrar la nave.
Otro elemento que tienen en contra los venezolanos cuando intentan llegar a Trinidad y Tobago, es que deben salir de noche. De esta manera evitan ser identificados y capturados por la guardia costera trinitaria y, aunque muchos de los pequeños botes viajan pegados a la costa, el riesgo de muerte en caso de naufragar es igualmente alto.
A pesar que muchas de las personas que alquilan sus barcos pesqueros para llevar a inmigrantes ilegales a la isla, tienen gran experiencia no solo en el manejo de la embarcación, sino también en el conocimiento de la ruta, pueden enfrentarse a condiciones atmosféricas adversas que producen grandes olas, haciendo mucho más difícil la maniobrabilidad de la nave.
El viaje desde Güiria, en el Noroeste venezolano, hasta Puerto España tiene un costo de 500 dólares por persona, pero este monto puede disminuir según la consideración de los llamados capitanes que son los que realizan este tipo de travesía, que siempre es planificada de forma secreta y misteriosa.
No es solo el mar
Venezuela es uno de los países con mayor cantidad de delincuencia y peligrosidad, no solo de América sino también del mundo. Tanto es así, que la inseguridad ha llegado incluso al mar, donde se formó un grupo de bandas delictivas que se han hecho con el control de ciertas zonas.
Es por esta razón que en el momento en que los migrantes parten hacia la isla de Trinidad se enfrentan al riesgo de ser asaltados e incluso asesinados por estos delincuentes.
De hecho, algunos capitanes organizan viajes solo con mujeres y al llegar a alta mar son vendidas a pobladores de Trinidad y Tobago con el fin de ser esclavizadas y convertidas en trabajadoras sexuales.
Aunque las autoridades de Puerto Príncipe no han emitido ninguna comunicación oficial al respecto, periodistas de investigación venezolanos han descubierto que en esas bandas de proxenetas existe colaboración por parte de las autoridades de ambas naciones.
Los pesqueros que salen de Güiria lo hacen sin ningún tipo de seguridad y algunas veces tienen que pagar en varios tramos del recorrido para que los dejen pasar hacia Trinidad y Tobago.
En este sentido, en julio de este año el Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (CICPC) logró desarticular una banda compuesta por 11 hombres y 4 mujeres que ofrecían viajes para Puerto España y otras ciudades de Trinidad y Tobago.
Esto solo lo hacían con mujeres venezolanas a quienes les prometían trabajo como cuidadoras de ancianos o de niños. Sin embargo, al llegar a la isla, eran apresadas y obligadas a trabajar en la prostitución.
Uno de los detenidos manifestó que mientras menos edad tuviesen las mujeres explotadas, mayor era la cantidad de dinero que recibían por parte de sus socios trinitarios.
Los naufragios
En los últimos días, las autoridades venezolanas han encontrado gran cantidad de muertos producto de los naufragios sufridos por quienes son deportados desde Trinidad y Tobago hacia su país.
Al parecer el gobierno de la isla viola cualquier tipo de convención internacional con respecto al trato que debe dársele a los migrantes y los arroja al mar, sin comida ni agua. Lo que es peor aún, no les importa las condiciones atmosféricas y climáticas que existan en el momento.
Se estima que desde que comenzó el éxodo de venezolanos hacia Trinidad y Tobago fallecieron más de 100 personas producto de los naufragios, pero en los últimos días un caso se hizo altamente mediático ya que de los 14 fallecido 5 eran niños y uno de ellos tenía tan solo 6 meses de edad.
En tanto, el gobierno trinitario ha manifestado públicamente que ellos no violan ningún tipo de convención en cuanto al trato para los migrantes. Sin embargo, dijo que de alguna manera deben detener el flujo migratorio de los venezolanos ya que hasta la fecha en la isla han llegado cerca de 40.000 personas y no cuentan con la capacidad para atender a tal flujo de personas.
Por su parte, aquellos que han sido deportados de Puerto España han expresado que fueron maltratados por las autoridades trinitarias, obligados a permanecer durante días en pequeños calabozos inmundos, sin agua ni alimentos.
Incluso, dijeron que los guardacostas de la isla les han amenazado con usar la violencia si por alguna razón se atreven a regresar a las costas de Trinidad. Es por esta razón que los venezolanos prefieren correr el riesgo en alta mar antes de ser apresados o incluso asesinados.
Defensoría del Pueblo de Venezuela
Las autoridades venezolanas no han emitido ningún pronunciamiento oficial con respecto a los naufragios ocurridos recientemente. Solo el organismo gubernamental Defensoría del Pueblo, solicitó a las autoridades trinitarias multiplicar esfuerzos para acabar con las bandas delictivas que operan en ese país y que se encargan del tráfico de migrantes.
Por su parte, el canciller del régimen dictatorial de Nicolás Maduro, Jorge Arreaza, expresó que la muerte de los 14 venezolanos nada tenía que ver con una crisis humanitaria y que las personas no fueron a Trinidad y Tobago en calidad de migrantes sino como contrabandistas.
A fin de comprar productos en la isla y venderlos, una práctica que, según Arreaza, existe desde antes de la llegada de la revolución. Lo que no tomó en cuenta el canciller, es que nadie va a contrabandear llevando a un niño de solo 6 meses en sus brazos.
En todo caso, como todo lo que ocurre en Venezuela, la culpa siempre es de los demás, pero jamás asumirán que es responsabilidad del gobierno del dictador Nicolás Maduro.