El reciente éxito electoral de Luis Arce ha generado gran confusión no solo en las fuerzas opositoras bolivianas, sino también en el resto del continente. Esto se debe a su apego al anterior presidente Evo Morales.
Sin embargo, Bolivia espera de alguna manera que el nuevo mandatario le dé un repunte a la economía. Estas esperanzas se basan en el importante papel realizado cuando fue Ministro de Finanzas y llevó al país a una de las bonanzas más importantes de los últimos tiempos.
Situación en la que se encuentra Bolivia
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Panorama económico al que debe enfrentarse Luis Arce
Indistintamente de la estrategia económica que el presidente electo vaya a establecer en Bolivia, sin lugar a dudas, tendrá que enfrentarse con una de las crisis más complejas que ha vivido esta nación en los últimos años.
Es por ello que al presidente Luis Arce y su gabinete les corresponderá batallar con tres situaciones específicas. Estas son:
Reconstrucción económica
Bolivia es considerada uno de los países con mayor cantidad de trabajadores informales de América. Según estimaciones, más de un 70% de su población es dependiente de la economía informal.
Por otra parte, para los pocos ámbitos que representan una dependencia laboral, la caída económica ha sido brutal. Todo esto por supuesto por la presencia de la pandemia del Covid-19.
Como se sabe, Bolivia depende en alto grado de la minería y, aunque el precio de la bolsa de los metales ha presentado un incremento, a raíz del coronavirus la producción minera ha descendido drásticamente.
Por otra parte, el sector de los hidrocarburos está presentando grandes fallas por lo que la producción de gas natural es cada vez menor. Todo esto ha llevado a la economía de Bolivia a quedar prácticamente aislada sin ningún tipo de sector exportador.
Ante este escenario, Luis Arce no puede continuar con las políticas económicas que se implementaron durante el gobierno de Evo Morales ya que, como se sabe, durante los primeros mandatos de este, Bolivia contó con el apoyo económico del régimen de Hugo Chávez, quien utilizó los petrodólares venezolanos para apoyar las inversiones públicas de los bolivianos.
Diversificación del aparato productivo
Bolivia es un país económicamente monodependiente cuyas exportaciones, básicamente, se dedican a la explotación de recursos naturales. Aún con esta dependencia, ni siquiera pudieron lograr que la comercialización del litio fuese atractiva para los mercados internacionales.
Ante esta situación para algunos expertos economistas el nuevo presidente tendrá que buscar dar mayores garantías políticas a los inversionistas. De esta manera, se podrá aumentar las inversiones privadas para que, de alguna forma, sustituyan todas aquellas que apuntalan o sostienen la precaria economía del país.
La oposición cree que la economía se basara en populismo ya que el estado boliviano seguirá siendo el monopolizador de la producción en el país. En todo caso, si no se cambia el rumbo, la nación puede llegar a sufrir un crac económico.
Brecha fiscal
La brecha o déficit fiscal es uno de los mayores problemas que pueden existir, no solo para la economía de Bolivia, sino para la de todas las naciones. En este sentido se estima que el Covid-19 genere una grave contracción para el año 2021. Según analistas del sector, ningún país se encuentra preparado para hacer frente al debacle financiero que se espera.
Por otra parte, se sabe que Bolivia lleva 6 años con un déficit público cercano al 7% y el gobierno saliente proyectó que para finales de este 2020 dicho déficit alcance un 12%. Según algunos voceros de oposición esta cifra es conservadora y se cree que la real pudiese rondar el 17%.
Es por ello que ahora se presenta la gran interrogante, ¿De dónde se podrá sacar el dinero que Bolivia necesita para cumplir con los compromisos financieros?
No hay posibilidad de obtener mayores recursos a través de las exportaciones. Tampoco se puede pensar en realizar una reforma impositiva ya que esto traería grandes problemas sociales. La única alternativa que le queda a Luis Arce es el endeudamiento.
Economía y gobernabilidad
En un país con gran cantidad de contagiados por coronavirus, una economía monodependiente y acciones populistas que llevaron al despilfarro económico, el nuevo mandatario se enfrenta a una gran disyuntiva.
O disminuye los programas sociales incumpliendo la mayor promesa electoral de su campaña, o aumenta la inflación mediante la puesta en circulación de dinero inorgánico.
Si el presidente Arce decidiera acceder a dinero fresco mediante los organismos multilaterales tendría que realizar grandes ajustes sociales. Esto se debe a que tanto el Banco Mundial, como el Fondo Monetario Internacional, exigen como primera premisa la disminución del gasto social.
Sin duda alguna, esto pondría al nuevo mandatario en un dilema ya que debe pensar en cómo mejorar la economía sin perder gobernabilidad. Esto se debe a que es casi un hecho que si no logra disminuir la pobreza y si, por el contrario, gracias a sus políticas sociales logra aumentarla, se enfrentará a situaciones de conmoción social.
En todo caso las personas han visto mermados sus ingresos en gran medida a raíz de la pandemia pero, si en un futuro disminuyen las ayudas sociales y se aumentan los impuestos, esto afectará a los más necesitados que, lamentablemente, es la gran mayoría de la población boliviana.
Por otra parte, Luis Arce sabe que debe enfrentar a las clases más pudientes de Bolivia, que lucharon desesperadamente porque este no lograra la victoria. Así mismo, se oponen de manera radical no solo a él, sino también a todo lo que tiene que ver con su partido político.
Es por ello que el panorama no solamente económico, sino también político del nuevo presidente de Bolivia, se muestra bastante complejo y es muy poco probable que pueda repetir el éxito que logró como Ministro de Economía de Evo Morales entre los años 2006 y 2016.
Para muchos la gobernabilidad de Bolivia dependerá de la tranquilidad de las clases más necesitadas. Por lo pronto no se cree que Arce pueda hacer reformas fiscales que lleven a aumentar los impuestos.
Por otro lado, se estima que intentará de alguna forma fortalecer la agricultura, la manufactura y el turismo interno. Por supuesto, dejando a un lado la sombra de Evo Morales que, en la actualidad, enfrenta 30 juicios por diversos delitos. Sin embargo, la oposición boliviana cree que el exmandatario será quien finalmente tome las decisiones más trascendentales del gobierno de Luis Arce.