A pesar de representar más del 90 % del tejido empresarial y generar cerca del 70 % del empleo privado —más de 10,2 millones de trabajadores—, muchas pymes españolas siguen abordando los procesos de sucesión sin una planificación adecuada, advierten especialistas en derecho societario y fiscal.
Cada año, miles de empresas familiares se enfrentan al traspaso de la dirección y la propiedad a la siguiente generación. Se trata de un proceso complejo que combina aspectos empresariales, jurídicos y tributarios y que, sin una preparación previa, puede derivar en conflictos internos, bloqueos societarios o cargas fiscales inesperadas.
El triángulo de la sucesión
“La sucesión empresarial es como un triángulo con tres lados, pero según la longitud de cada uno se puede evaluar su importancia relativa”, explica en forma de metáfora el socio director de Pascual Lloret Sos, Abogados y Economistas SLP, Pascual Lloret.
Los tres lados del triángulo (que será escaleno) sucesorio serían, según el experto
- La preparación de los sucesores (el lado clave): “Es el elemento más determinante. La integración de los nuevos gestores en la cultura y los procesos de la compañía es imprescindible para una sucesión exitosa”.
- La gobernanza societaria (el lado intermedio): Acuerdos de socios y protocolos familiares deben ser claros, pero también flexibles. “La rigidez convierte problemas previsibles en conflictos graves”.
- La planificación fiscal (el lado más corto): Aunque suele ser el tramo más reducido, su mala gestión puede arruinar el proceso. Los expertos recuerdan que los beneficios fiscales pueden perderse si no se cumplen los requisitos en Sucesiones, Patrimonio o IRPF.
Riesgos y consecuencias de una sucesión mal gestionada y soluciones
Entre los errores más habituales que ven en la asesoría se encuentran el exceso de liquidez en la sociedad, la transmisión de participaciones mal coordinada, las retribuciones del órgano de administración que están desajustadas, entre otros.
Todos estos fallos pueden generar tensiones familiares y problemas tributarios graves y se incrementan con las diferencias culturales entre generaciones.
“Cada generación tiene su propia visión, pero los elementos esenciales de la sucesión se repiten: formación, reglas claras y planificación fiscal”, explican.
El relevo generacional en las pymes no es solo un reto interno: se trata de un asunto económico de primer orden, cuya correcta gestión garantiza la continuidad del tejido productivo y la preservación de empleo y valor.
Los expertos coinciden en que iniciar el proceso con antelación es clave.
Las medidas esenciales que podrían solucionar estos conflictos pasan por la formación real de los sucesores, tener unas reglas societarias claras y flexibles, y un asesoramiento profesional especializado. La continuidad de la empresa familiar depende de ello.