La Ley de Propiedad Horizontal marca cuál es el marco jurídico que regula la convivencia y la administración de los elementos comunes en los edificios divididos en propiedad horizontal y, por ende, comunitarios.
Esta norma determina, entre otros aspectos, la obligación de que todos los propietarios contribuyan económicamente al sostenimiento del inmueble en función de su cuota de participación, definida además en las escrituras y alzada al Registro de la Propiedad.
“La finalidad de esto es asegurar que espacios y servicios compartidos se mantengan en condiciones adecuadas, evitando desigualdades entre vecinos y garantizando la conservación general del edificio”, explican desde Dareco.
Decisiones por consenso en las Juntas de la Comunidad
Dentro de este marco legal, las comunidades deben aprobar, con los votos de la mayoría de propietarios en las juntas de propietarios convocadas, sus presupuestos anuales y prever partidas que cubran tanto el mantenimiento integral de comunidades de vecinos en Ciudad Real o cualquier otra provincia española, como posibles actuaciones extraordinarias.
Aunque cada finca presenta particularidades según antigüedad, tamaño, instalaciones o número de servicios, existen algunos conceptos de gasto que se repiten de forma habitual.
Entre ellos destacan la conservación de ascensores, los suministros energéticos comunes, la limpieza y la reparación de elementos estructurales o instalaciones básicas.
Estas cuatro categorías representan, por lo general, la mayor parte del presupuesto anual y son esenciales para el funcionamiento cotidiano del edificio.
Uno de los gastos más relevantes es el mantenimiento del ascensor. Las comunidades que cuentan con uno o varios elevadores deben contratar un servicio de conservación obligatorio que incluya revisiones periódicas, asistencia técnica y cumplimiento de las normativas de seguridad vigentes. Aunque suele ser una de las partidas más elevadas, es indispensable para la accesibilidad del edificio y para evitar costes mayores derivados de un mal mantenimiento.
El gasto energético representa otra partida esencial. Incluye la electricidad de zonas comunes como portales, escaleras, rellanos, cuartos de máquinas, garajes o jardines. En algunos inmuebles también abarca la calefacción o el agua caliente centralizada, aunque es algo que poco a poco ha dejado de ser comunitario a ser individual gracias a los nuevos contadores. La tarifa contratada, la eficiencia de las luminarias o la antigüedad de las instalaciones influyen directamente en esta partida.
La limpieza y el mantenimiento de zonas comunes constituyen otro de los gastos ordinarios más frecuentes. Incluyen la contratación de empresas o personal de limpieza para el portal, las escaleras, los pasillos, los cristales o los patios interiores. En comunidades con jardines, zonas deportivas o piscinas, esta partida se amplía.
El mantenimiento de elementos estructurales y de instalaciones básicas completa el grueso del presupuesto anual. Se trata de revisiones y reparaciones relacionadas con la fontanería común, el sistema de evacuación de aguas, la fachada, las cubiertas o los canalones. También incluye la conservación de puertas automáticas, sistemas de extracción en garajes o redes de telecomunicaciones internas. Aunque algunos de estos trabajos se efectúan de forma preventiva, otros surgen de averías inesperadas que requieren intervención inmediata para evitar daños mayores.