Quién no conoce la historia de los tres Reyes Magos, los cuales fueron guiados hasta Belén por una luz en el cielo, para llegar directamente a adorar al Mesías o Salvador del mundo.
Después de 800 años, la noche del 21 de diciembre fue posible ver este fenómeno astronómico. Esto no se debió a un hecho sobrenatural, sino sencillamente a una conjunción planetaria.
Todo lo que hay que saber sobre la estrella de Belén
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La estrella de Belén
Un fenómeno astronómico, conocido como conjunción planetaria de Júpiter y Saturno, fue lo que permitió a los habitantes de la Tierra que pudieran apreciar la estrella de Belén el pasado 21 de diciembre.
Esto no es otra cosa que la alineación de ambos planetas, que a su vez generan un espectro de luz que se hace ver en el cielo como una estrella. Dicho evento, debe ocurrir en el solsticio de invierno, ya que por la ubicación de la Tierra en su movimiento de traslación, puede observarse con mayor nitidez la luz de dicha estrella.
Algunos científicos han expresado que este hecho no es tan extraño ni poco frecuente como se menciona, ya que ocurre cada 20 años. Sin embargo, el destello de luz es tan débil que es casi imperceptible para los habitantes de la tierra.
Pero, después de casi 8 siglos, la estrella presentó la misma intensidad y brillantez que la que se asume mostró el camino hacia Belén a los Reyes Magos. En aquel entonces, en el año 0 después de Cristo, debe recordarse que también brilló en el solsticio de invierno y, según algunas anotaciones hechas por Galileo Galilei, la alineación de los dos planetas fue casi exacta, tal como ocurrió el pasado 21 de diciembre.
La estrella de Belén es para los cristianos un símbolo de esperanza y les recuerda el nacimiento de Jesús, el salvador del mundo. En la biblia se destaca dicha estrella no solo en el nuevo sino también en el antiguo testamento
Conjunción planetaria según la astronomía
Algunos académicos estiman que el fenómeno de la conjunción planetaria puede ocurrir entre 400 y 800 años, todo va a depender de la exactitud de la alineación de los planetas Júpiter y Saturno.
Muchos han querido darle una explicación divina o religiosa a este fenómeno, pero un grupo de astrónomos estadounidenses han argumentado que puede ocurrir un fenómeno similar sin que suceda un proceso de conjunción.
Es decir, en su explicación el astrónomo Michael Molnar dijo que probablemente cuando ocurre un eclipse en el planeta Júpiter, pueda verse desde la Tierra una estrella que no es tal, ya que lo que se aprecia es una refracción de una luz, haciendo creer a las personas que se trata de la estrella de Belén.
La aparición de esta pseudo estrella permitió a los científicos realizar observaciones valiéndose de grandes telescopios. Así mismo, las personas disfrutaron de uno de los espectáculos naturales más extraños de los últimos tiempos.
Por otra parte, astrónomos europeos expresaron que es imposible cuantificar la fecha exacta en que se producirá nuevamente este evento, algunos han hablado del año 2.420 y otros dicen que puede ocurrir entre el 2.800 y 2.820.
De lo que sí están seguros los astrónomos es que la alineación exacta de los planetas seguirá ocurriendo para mostrar durante el solsticio de invierno a la estrella de Belén.
Punto de vista teológico
Durante el reciente evento, fueron muchos los teólogos que trataron de dar una explicación a dicho fenómeno asociándolo a los preceptos bíblicos. Por su parte, los cristianos creen firmemente que la aparición de la estrella fue una manifestación de Dios hacia los hombres, para permitir que los astrónomos de ese tiempo, Melchor, Gaspar y Baltasar, conocieran al niño Dios e hicieran público su nacimiento.
Por otra parte, los testigos de Jehová creen que la aparición de la estrella de Belén se debió a fuerzas diabólicas que hicieron brillar dicha estrella para que Herodes pudiese saber dónde estaba Jesús y de esta forma matarlo.
En tanto, la aparición de dicha estrella el pasado 21 de diciembre ha sido justificada como una forma de demostrar que Dios protegerá a sus hijos ante cualquier eventualidad.
Por su parte, adivinadores de oficio han hecho predicaciones positivas para el año 2.021, ya que según estiman, la conjunción de los planetas Júpiter y Saturno y posterior aparición de la estrella de Belén, cierra los ciclos de enfermedades vividos en la Tierra durante el año 2.020.
A la luz de estas declaraciones, muchas personas disfrutaron de la aparición de la estrella y, aunque representantes de otras religiones del mundo no le dieron importancia al fenómeno, los católicos festejaron que la Tierra fuese bañada por esa luz bendita.
En el libro bíblico de los números que se encuentra en el nuevo testamento, se menciona que una estrella saldrá de Jacob y que aplastará las fronteras de Moab, esto ha sido interpretado como un alto a los conflictos bélicos que se puedan estar suscitando en la actualidad entre diferentes naciones.
Hablan los científicos
En el año 1.603, Johannes Kepler, por primera vez, sugirió que el astro que guio a los Reyes Magos no era en realidad una estrella sino que podía tratarse de otro tipo de fenómeno astronómico.
En el año 1.610, Galileo Galilei, utilizando un telescopio, comenzó a realizar estudios en Júpiter y Saturno y, en el año 1.623, en el solsticio de invierno, se presentó la estrella de Belén, momento este que fue aprovechado para observar por primera vez la gran conjunción o alineación de los planetas.
A partir de este momento la astronomía asumió la aparición de dicha estrella como un fenómeno científico y no teológico, aunque esto para la comunidad católica y cristiana del mundo no sea relevante.
Esto porque los creyentes en Jesucristo piensan que realmente la estrella de Belén fue una luz guía regalada por el creador a los hombres para marcar el comienzo de una nueva historia.
Como se recordará, Melchor, Gaspar y Baltasar fueron a Belén desde Oriente guiados por una estrella y ahora ,en pleno siglo XXI, según creencias católicas, dicha estrella se hace presente nuevamente para señalar caminos de libertad.
Sea cual fuere la razón de la aparición de la estrella de Belén, tendrán que pasar por lo menos 400 años para que pueda ser vista nuevamente por los habitantes de la Tierra.