Fukamura, aquel pequeño rincón japonés que durante años fue taberna de culto en el Eixample, ha dado un salto decisivo en su trayectoria. El chef Daisuke Fukamura ha transformado el local en un restaurante Omakase exclusivo para solo seis comensales por turno, convirtiéndolo en una de las experiencias gastronómicas más singulares y alabadas de la ciudad.
Desde su reapertura, el nuevo Fukamura ha conquistado tanto al público como a la prensa especializada, que lo han situado en la primera línea de la alta gastronomía barcelonesa. Medios locales y nacionales han elogiado su delicadeza técnica, la pureza del producto y la intimidad de un formato que transporta a Tokio sin salir de Barcelona.
La prensa dijo : “Su propuesta es pura delicadeza y rebasa en una atención casi obsesiva por el producto de temporada” (Laua Conde. La Vanguardia); “El arte del ‘nigiri’ en una barra íntima para 6 personas. Daisuke Fukamura ha remodelado su restaurante hasta dejarlo irreconocible: ahora es un precioso espacio de madera” (Pau Arenós. El Periódico de Catalunya); “Quedará fascinado por lo sabroso que es su sushi. El tratamiento del calamar es exquisito”. (Rosa Rodón, Ara).”De esta cena me llevo una experiencia deliciosa y enriquecedora, además de un par de amigos con quienes he podido charlar durante la cena” Oriol Foix (El Nacional). “Omakase Fukamura: dónde vivir la experiencia japonesa de moda. El chef es un crack, además de simpatiquísimo.” (isabel Los Certales. Gastronomistas)
La experiencia: sushi, precisión y emoción
El nuevo Fukamura se estructura en dos turnos de cena: a las 19:30h y 21:30h, de lunes a sábado y recibe únicamente a seis comensales en barra. Allí, el chef prepara en directo un menú Omakase de 14 a 15 elaboraciones, que cambia en función del mejor producto de mercado.
Cada pieza es ejecutada con precisión quirúrgica y servida en el instante justo, siguiendo la tradición edomae. En este escenario íntimo, Fukamura solo cuenta con la ayuda de una asistente que acompaña el servicio y marida cada plato con sake seleccionado. La cercanía y el silencio de la barra convierten la cena en una ceremonia casi privada. El precio de la experiencia es de 95 euros por persona más la bebida que se elija.
El chef: Daisuke Fukamura, entre Japón y Barcelona
Nacido en Tokio en 1981, Daisuke Fukamura se formó como chef en el barrio de Asakusa, cuna del Japón tradicional. Se especializó en sushi clásico en locales históricos como Asakusa Sushi Sei, con más de 140 años de tradición, donde desarrolló su enfoque auténtico del Omakase. En 2007 llegó a Barcelona, donde trabajó en templos de la gastronomía japonesa tan consagrados como Koy Shunka (dónde fue parte del equipo que conquistó su primera estrella Michelin), Icho, el carismático Shibui o Espai Kru de los hermanos Iglesias. Hoy, con 43 años, ha decidido dar el paso definitivo hacia su visión más personal de la cocina japonesa: un formato reducido, cuidado y emocional.
Un nuevo diseño para una nueva etapa
La elegante reforma del local ha sido liderada por el estudio Salvà Ortín Arquitectes (Catalina Salvà y Héctor Ortín). La intervención ha buscado transformar el espacio en un escenario sobrio, íntimo y profundamente japonés. Tres materiales naturales, madera, cemento y acero, dominan el ambiente, junto a una iluminación tenue y precisa que pone el foco en la barra como centro de la experiencia. El diseño reinterpreta elementos como el shōji y el noren japoneses, y convierte cada servicio en una ceremonia donde se funden textura, silencio y sabor.
“El espacio abraza el proceso de creación culinaria. No hay distracciones. Solo cocina, técnica y emoción.” Salvà Ortín Arquitectes.