El aceite de oliva virgen extra es un producto emblemático de la dieta mediterránea, reconocido no solo por su sabor único, sino también por sus innumerables beneficios para la salud. Este, que ha sido utilizado por siglos, es extraído directamente de las aceitunas de los olivos y se caracteriza por su alta calidad y su pureza. A diferencia de otros, no pasa por procesos químicos ni refinados, lo que conserva todas sus propiedades nutricionales. Se le atribuye la capacidad de mejorar la digestión, reducir el colesterol malo y proteger el corazón. Además, su alto contenido de antioxidantes lo convierte en un aliado fundamental en la prevención de enfermedades.
El aceite de oliva virgen extra premium se distingue por su sabor más intenso y sus propiedades más potentes. Este tipo es el resultado de una extracción natural que busca mantener la máxima calidad, recogiendo las aceitunas en su punto justo de madurez y sometiéndose a la molienda y prensado en frío. El objetivo es que mantenga la mayor cantidad posible de compuestos antioxidantes, vitaminas y ácidos grasos beneficiosos, como los ácidos grasos monoinsaturados, que son conocidos por reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
La elección depende, en gran medida, de su origen. España, Italia y Grecia son los países donde más se cultiva el olivo, y dentro de estos países, las zonas de cultivo varían en función del tipo de terreno, clima y métodos de producción. En España, por ejemplo, la región de Andalucía es famosa por la calidad de sus olivos, especialmente en lugares como Jaén, donde el clima y el suelo se combinan para producir algunas de las mejores aceitunas del mundo. En esta zona se caracteriza por su suavidad y sabor afrutado, lo que lo convierte en un ingrediente esencial en la cocina mediterránea. Italia, con su región de la Toscana, es otra de las zonas destacadas en la producción, especialmente por su sabor robusto y ligeramente amargo, que es ideal para combinar con platos tradicionales italianos.
Este tipo de aceite cuenta además con variedades exclusivas como la Farga Milenaria y la Nana, cada una con características distintivas. La Farga Milenaria proviene de olivos centenarios, principalmente en la región del Maestrazgo, y se caracteriza por su sabor suave, con notas dulces y un ligero amargor equilibrado. Su producción es limitada, lo que lo convierte en un aceite exclusivo y altamente valorado. Por otro lado, la variedad Nana es menos común y destaca por su adaptabilidad a diferentes climas y su resistencia, ofreciendo un aceite de perfil equilibrado, con un toque afrutado y ligeramente picante. En este sentido, en Radix Nostra, comentan: “”Ambas variedades reflejan la riqueza y diversidad del olivar mediterráneo y son el secreto detrás de la suavidad, el sabor frutado y la textura perfecta”.
Los beneficios de consumir este elixir son extensos y están respaldados por múltiples estudios científicos. Es una fuente excelente de antioxidantes, los cuales protegen las células del daño causado por los radicales libres. Asimismo, se le atribuye la capacidad de reducir la inflamación en el cuerpo, lo que puede ser clave para el tratamiento de enfermedades como la artritis.
Además de sus cualidades nutricionales, es ideal para la piel. Su uso en cosmética es cada vez más común, ya que contiene vitaminas como la E y la K, que actúan como protectores solares naturales y ayudan a mantener la elasticidad de la piel. Muchas personas lo utilizan como hidratante o incluso como tratamiento para el cabello, debido a sus propiedades regeneradoras. De hecho, no solo es un aliado para las arterias y corazón, sino también para la belleza externa.
Lo que está claro es que no es solo un producto más en la despensa, sino un aliado natural que mejora la calidad de vida. Incluirlo en nuestra alimentación diaria, no solo por su sabor, sino también por sus beneficios, es un paso hacia un estilo de vida más sano. En un mercado saturado de opciones, nada mejor que elegir lo auténtico, lo puro, lo que la naturaleza ofrece en su forma más original.