El cardenal Angelo Becciu quien es uno de los hombres más poderosos del Vaticano, será sometido a juicio. Tiene el dudoso honor de ser el hombre de más alto rango eclesiástico, enjuiciado en toda la historia de la santa sede.
El juicio comenzó el 27 de julio y en ese mismo proceso, tambien serán acusados 9 personas más, quienes se estima fueron cómplices del cardenal en el delito que se le imputa.
El Vaticano se pone serio con las imputaciones de corrupción y malversación
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¿Qué delitos que se le imputan al cardenal?
Durante muchos años, este cardenal fue el tesorero y responsable de las finanzas del Vaticano. En la actualidad, es enjuiciado por presunta corrupción y malversación de fondos, lo que supone un paso adelante en la Santa Sede.
Según las acusaciones realizadas, durante el año 2013 se realizó una inversión inmobiliaria fraudulenta de aproximadamente 350 millones de euros y, se estima, que la compra del edificio se realizó a un precio muy superior al valor real del mismo.
Al parecer, desde ese año, el cardenal Angelo Becciu se habría valido de su poder, para blanquear capitales, cometer fraudes y extorsionar a algunas personas para que no denunciaran sus hechos delictivos.
Para la adquisición del inmueble en Londres, se desviaron recursos del fondo del Óbolo de San Pedro, dinero que se estima iba a ser utilizado para financiar obras de caridad.
Aunque el escandalo se conoció en el año 2019, el Sumo Pontífice ordenó una investigación profunda para tratar de establecer responsabilidades y fue solo en noviembre del año 2020, cuando el Papa Francisco manifestó que se habían cometido hechos de corrupción con las finanzas del Vaticano.
También dijo que la Iglesia se valió de los mecanismos de auditoria y control interno, para conocer quiénes eran los culpables de realizar el desfalco.
Por su parte, el cardenal Angelo Becciu manifestó que era víctima de una conjura en su contra y que él estaba completamente seguro que le serian imputados esos delitos por lo que no sentía preocupación ya que él tendría la posibilidad de demostrar su inocencia.
De igual manera dijo que fue el quien renunció a su cargo en el año 2020, mucho antes que el Papa Francisco se lo pidiera. Lo que Becciu no explica a la opinión pública es que, a raíz del resultado de las investigaciones, él sería obligado a abandonar dicho cargo, lo que lo pondría en una situación mucho más bochornosa.
Un perfil de altura eclesiástica
Becciu mantiene, no obstante, su nombramiento de cardenal aunque, a raíz del proceso en su contra, no podrá ser miembro de los conclaves para escoger al Papa. De igual manera, es poco probable que sea designado en algún nuevo cargo, indistintamente del resultado del juicio.
Angelo Becciu es diplomático de carrera ya que, desde los años 80, hizo labor de nuncio apostólico en varios países. Estando en dicho cargo, coincidió en algunas ocasiones con el Papa Francisco, convirtiéndose posteriormente en uno de sus más cercanos colaboradores.
Tanto es así que, en el año 2017, le dio el nombramiento de delegado especial ante la Soberana Orden Militar de Malta y en el 2018 lo nombró prefecto de la congregación para las causas de los santos.
Otros responsables
Junto al cardenal, serán enjuiciados los representantes de 4 sociedades mercantiles señaladas de haber cometido fraude y estafa. También se tratará de responsabilizar a aquellas personas responsables de pagar comisiones a brokers inmobiliarios con el fin de inflar el precio de la propiedad y obtener ganancias monetarias.
Estas ganancias fueron desviadas a las sociedades cuestionadas en la actualidad con el fin de dar al dinero legitimidad y que en la santa sede, no supieran el origen de esos fondos.
La parte acusadora ha contado con el testimonio de Monseñor Alberto Perlasca, quien dice estar arrepentido de haber participado en el desvío de los recursos. Así mismo, Francesca Chaouqui, quien al parecer hizo labores de intermediaria entre los brokers de bienes raíces y el cardenal Becciu.
Entre las personas quienes se estima acompañaron a Becciu en la perpetración del delito, se encuentran Mauro Carlino, a quien se le señala de cometer delitos de extorsión y abuso de poder y a Enrico Crasso a quien se le imputan blanqueo de dinero, fraude, corrupción, abuso de poder y malversación de fondos. En tanto Tommaso Di Ruzza, está siendo juzgado por violación del secreto oficial, abuso de poder y malversación de fondos.
También, Rene Brülhart, quien fuera expresidente de la autoridad financiera vaticana. En este caso, se cree es el responsable de abusar de su poder y de no cumplir con los parámetros necesarios, para que se impidiera el pago que se realizó a los brokers que participaron en la operación.
Juicio histórico
Por la relevancia del juicio, se desconoce cuánto tiempo podría durar ya que, tanto la parte acusadora como la defensa, tendrán la posibilidad de establecer sus distintos alegatos, así como llevar los testigos claves para esclarecer el caso.
Se desconoce cuáles podrían ser las penas máximas a las que serían sometidos los acusados si son hallados culpables. Lo que sí es casi seguro es que, indistintamente de la pena, recibirán un voto de censura moral que podría llegar incluso a la excomunión.
La gravedad del caso estriba en que se desviaron recursos por satisfacer ansias de poder y basado única y exclusivamente que en la ambición al dinero. Dinero que debió ser utilizado en obras de caridad, para ayudar a gran cantidad de personas.
Es probable que, durante la comparecencia en el juicio por parte del cardenal Becciu, la fiscalía ofrezca un acuerdo para que el otrora director de finanzas del vaticano explique cuál fue el entramado que utilizaron para desviar los recursos.
Mientras ocurre uno de los juicios más esperados, el cardenal se mantiene sereno y ha dejado muy claro que él es totalmente obediente al santo padre y que está dispuesto a correr con las consecuencias si durante el proceso se demuestra su culpabilidad.
Pero, tal y como la ha dicho, desde el momento en que se conocieron las supuestas irregularidades, todo se trata de una maquinación deliberada en su contra, que solo persigue acabarlo moralmente.