El 11 de abril de 1970, a las 13 horas y 13 minutos, dio inicio la misión lunar Apolo XIII, esta misión ha sido la única que tenía como objetivo orbitar la Luna y no logró su cometido.
Era la tercera misión tripulada y estaba encabezada por James Levell, siendo el piloto del módulo lunar, Fred Haise, y el piloto del módulo de mando, Jack Swigert, que fue un reemplazo de última hora y fue precisamente el que hizo famosa una frase, que permanecerá para siempre en la historia, cuando al comunicarse con el centro de mando dijo “Houston tenemos un problema”.
Fallos en el Apolo XIII
Existían ejercicio básicos que debían ser realizados para comprobar el correcto funcionamiento de la nave, uno de estos era el encendido del sistema de removido de oxígeno líquido, esto se hacía con la finalidad de agitar los tanques y comprobar que la presión fuese la adecuada.
Sucedió que se ordenó a Jack Swigert realizar la rutinaria maniobra cuando un cable que había perdido el aislamiento se sobrecalentó y produjo un corto circuito que causó una explosión. Inmediatamente se activó la alarma maestra y se encontraron ante la situación de haber perdido oxígeno necesario para respirar y para producir la suficiente energía en los sistemas de propulsión que los llevarían a la Luna.
El equipo del Centro de Mando en Houston tomó la determinación de abortar el alunizaje, ya que existía una gran probabilidad que no pudiesen regresar a la tierra, en ese momento, se les ordenó trasladarse al módulo lunar desde el módulo de servicio ya que este había perdido los sistemas de propulsión y soporte vital.
El problema que se les presentaba era que el módulo lunar había sido concebido para mantener solo a 2 hombres durante dos días y debería implementarse urgentemente un procedimiento que facilitara la permanencia de los 3 tripulantes en un mínimo de 4 días.
Se presentaron dos problemas fundamentales, uno que debieron apagar la calefacción así como los sistemas de potabilización de agua, y dos que debido a un súbito aumento del dióxido de carbono debieron adaptar filtros para la eliminación del mismo.
Regreso a salvo a la Tierra
La dificultad principal que se presentaba para el regreso a la Tierra, era que no se contaba con la suficiente energía en la nave para tener un regreso a salvo, se creía que debía sacrificarse algún elemento para lograr la energía suficiente y poder amerizar con éxito.
Se encontraban en la disyuntiva de volar a ciegas al apagar el sistema de guía, de desplegar 2 de los 3 paracaídas o disminuir el sistema de eliminación de dióxido de carbono, pero ninguna de las tres opciones eran válidas ya que representaba la muerte para Levell, Haise y Swigert.
En tal sentido, las mentes más brillantes de la NASA se unieron con la finalidad de idear un procedimiento para el encendido del módulo de mando y lograr la energía necesaria.
El director de vuelo, Gene Kranz, dudaba que se pudiesen lograr los 24 amperios necesarios para el regreso a la tierra, la incertidumbre partía de que en pleno funcionamiento la nave requería de 55 amperios para un correcto desempeño por lo que la dificultad estaba en cómo reducir 31 amperios. Después de horas de ensayos se logró que el módulo de mando tuviese la energía suficiente para el viaje de regreso.
Para lograr esta reducción se encendieron solamente la computadora de guía, los cohetes propulsores, los paracaídas y la computadora central, así como el sistema de eliminación de dióxido de carbono.
En el momento en que estaban dando los últimos detalles al reingreso, se encontraron con un nuevo problema y es que ya que ellos pensaban alunizar, deberían haberse traído por lo menos 30 kilos de rocas, así como otros kilos más de polvo lunar, la diferencia de peso impedía que tuviesen la caída correcta para poder reingresar a la Tierra de manera segura.
Ya que si el ingreso a la atmósfera era demasiado bajo podían chocar contra esta rebotando y perdiéndose en el espacio, pero si por el contrario la entrada era muy alta o pronunciada podían incinerarse.
En tal sentido, fue necesario trasladar peso del módulo lunar al módulo de mando para ello incluso pasaron bolsas con agua así como todo lo que les equivalía al peso necesario.
El 17 de abril de 1970 después de 105 horas 18 minutos y 42 segundos, el módulo de mando del Apolo XIII comenzó su descenso a la Tierra, durante la entrada se genera un efecto producido por la ionización del aire conocido como velo negro y genera un corte de aproximadamente 4 minutos en la comunicación.
Cuando el apolo XIII regresó, durante 6 largos minutos estuvo incomunicado, hasta que después de pasado este tiempo logró verse en la pantalla del centro de comando, amerizando en el Pacífico sur de manera satisfactoria.
Un fracaso exitoso
Así se le conoció a la misión Apolo XIII como un “Fracaso exitoso” y se llamó así debido a que se logró traer con vida a la tripulación de la nave. Así mismo, se utilizaron nuevas técnicas, métodos y procedimientos que nunca antes se habían ejecutado.
Por otra parte, se demostró la extraordinaria capacidad de la NASA para improvisar acciones de rescate, fue tal el desempeño no solo de la tripulación del Apolo XIII sino del equipo del centro de control de la misión, que el presidente Richard Nixon les otorgó la Medalla Presidencial de la Libertad, la cual es considerada la mayor distinción o condecoración que un civil puede recibir en los Estado Unidos.
Incluso, el fracaso de la misión del Apolo XIII sirvió para avivar el interés por las misiones Apolo a pesar de que la prensa expresaba antes del lanzamiento de esta misión que era un gasto de dinero innecesario ya que se había logrado el objetivo primario el cual era poner un hombre en la luna antes que los soviéticos, tal como hizo el Apolo XI.
Sin restarle mérito a las misiones subsiguientes, la misión del Apolo XIII es quizás, después de Apolo XI, la más conocida, sobre todo por la inmortal frase “Houston tenemos un problema”.