Una vez más, Venezuela lidera el ranking internacional de miseria económica. Este dudoso honor, lo ha mantenido durante los últimos 5 años y, según datos del Fondo Monetario Internacional (FMI), se estima que lo siga ostentando por los próximos 2 años.
La que en el pasado fuera conocida como la “Perla de América”, en la actualidad presenta una tasa de inflación tan alta que ni siquiera es superada por países en donde han ocurrido catástrofes naturales o aquellos que se hallan guerra.
Todo lo que hay que saber sobre el dudoso honor que ostenta Venezuela
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Indicadores del Ranking anual de miseria
Esta medición que se realiza todos los años, toma en cuenta las perspectivas de inflación y desempleo. En Venezuela, según el FMI, siendo conservadores, la inflación podría llegar a 15.000%, en tanto el desempleo podría colocarse en un 62%.
Asimismo, se cree que el PIB per cápita podría caer cerca de un 37%, lo que convierte a la economía venezolana en la peor del mundo, por debajo incluso de países como Líbano, Libia, Angola y Zimbabue.
Aunque todas las economías a nivel mundial se han visto seriamente afectadas por la pandemia del Covid-19, la situación política y social de Venezuela la ha llevado a ocupar el peor lugar de la lista.
De igual manera este índice anual de miseria, establece las posibilidades de mejora o crecimiento a corto plazo, pero Venezuela se muestra como el país con menos probabilidades de despegue económico.
Si se toman en consideración las palabras de Steve Hanke, profesor de economía de la Universidad Johns Hopkins, estos indicadores señalan que a mayor miseria menor felicidad, por lo que podría inferirse entonces que la población venezolana viene a ser la más infeliz del mundo.
Bloomberg, organismo encargado de realizar el índice anual de miseria, realiza el cálculo sumando las tasas de desempleo, inflación y préstamos bancarios, a lo que se le resta el cambio porcentual en el PIB per cápita.
El valor total de esta ecuación indica que lugar ocupará el país en la lista, el informe se realiza en base a 156 naciones, lo que significa que Venezuela tiene condiciones económicas peores que aquellos países que han vivido conflictos bélicos durante muchos años.
Quiebra e hiperinflación en Venezuela
Desde la llegada de Hugo Chávez a la presidencia en 1999, comenzó una fuga masiva de capitales y un grupo importante de empresas decidieron invertir en otras naciones.
Como todos los dictadores, Chávez asumió una actitud de confrontación en contra de los organismos multilaterales de préstamos. También comenzó un despiadado proceso de estatización de empresas.
De igual forma, aplicó un procedimiento llamado fortalecimiento agrícola, que no fue más que la expropiación de haciendas y fincas productivas, llevándolas a una total quiebra.
Entre los años 2003 y 2005, por concepto de renta petrolera, Venezuela manejó recursos mayores que los presupuestos de todos los países centroamericanos, y comenzó un mal llamado programa social, cuya única intención era catapultar su liderazgo en América.
Con la muerte de Chávez y la caída de los precios del petróleo, Nicolás Maduro, sin ningún tipo de preparación academica, siguió el camino de su mentor y, a pesar de que la estatización no había dado los resultados esperados, el régimen siguió ahogando a la propiedad privada y dándoles las empresas a los trabajadores.
Maduro devaluó la moneda de manera brutal y, aunque comenzó una cacería despiadada en contra de quienes, como medida de protección de su dinero, se atrevían a comprar dólares, ahora ha establecido una dolarización de facto.
Gracias a su cinismo, ha llegado al punto de expresar que se encuentra analizando la posibilidad de devolver las empresas expropiadas a sus legítimos dueños como una medida de reactivar el aparato productivo del país.
Todo esto ha generado en ese país una de las más altas inflaciones del mundo y de la historia económica y, según el último análisis, en Venezuela una persona gana 1 dólar mensual para cubrir sus necesidades básicas.
PDVSA la joya de la corona
Una de las razones fundamentales por las que Venezuela lidera la lista del índice anual de miseria, es la destrucción sistemática de la que fue considerada, la quinta empresa del mundo y una de las más eficientes en cuanto a extracción de petróleo.
Petróleos de Venezuela (PDVSA) en el pasado llegó a producir más de 3 millones de barriles diarios de petróleo y era estimada la mayor competencia de la empresa saudí ARAMCO.
A pesar de esto y, en manos de la revolución, en el año 2020 tan solo llegó a producir 400.000 barriles de crudo diarios, de los cuales el 50% se envían a Cuba y el resto se dividen entre China y el consumo interno.
La estatal petrolera venezolana ha sido destruida de tal manera, que expertos piensan que para reflotarla deberían hacerse grandes inversiones. Y, aunque Maduro dijo en una alocución que la producción se elevaría a 1.500.000 barriles diarios para el primer trimestre del 2020, tan solo han llegado a extraer y producir 420.000 barriles.
Venezuela tenía una economía monodependiente del petróleo y, ahora, sin su principal fuente de ingreso, las finanzas dependen de exportaciones no tradicionales y la venta del oro.
El gobierno de Nicolás Maduro, constantemente expresa que el debacle económico sufrido por el país se debe a las sanciones que fueron impuestas durante la administración de Donald Trump. Pero, lo que no quieren reconocer, es que la quiebra del país es producto de sus malas políticas económicas.
Nunca se preocuparon por fortalecer otros sectores de la economía que pudieran generar divisas y, lo que agrava aún más la situación del pais suramericano, es que ha establecido alianzas estratégicas con países como China o Rusia, quienes se están quedando con la mayor parte del petróleo y el oro, que en la actualidad se extraen.
Futuro de la economía venezolana
Venezuela no solo lidera el Índice Anual de Miseria sino que también es el país con peor perspectiva económica de los próximos años.
Se cree que este año el PIB caerá cerca del 40%, que el Banco Central tendrá que agotar sus reservas internacionales y que para cubrir el desequilibrio macroeconómico, el régimen deberá limitar las importaciones.
Ante este panorama, con una economía sin mercado cambiario legal a merced de un mercado paralelo, no hay una salida económica a corto plazo, para el que en el pasado fue un país que vislumbraba un potencial desarrollo económico.