El Tíbet era famoso a nivel mundial por ser una tierra de paz, la gran cantidad de monasterios diseminados por la región y sus hermosos lagos azules eran, sin duda alguna, la conjunción perfecta para lograr esa tranquilidad que encantaba a todo aquel que visitaba este país.
Era conocido como la nación budista independiente del Himalaya. Sin embargo, su paz y armonía se pudo sentir en la zona hasta que el Partido Comunista Chino tomó la determinación de controlar esa región para adicionarla a su territorio.
Todo lo que hay que saber sobre la invasión china del Tíbet
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China invade al Tíbet
El 7 de octubre del año 1950, el ejército chino traspasa las fronteras del Tíbet enfrentándose a una desorganizada y pobre fuerza armada. Es por ello que China logra la victoria y toma el control de esta región.
Inmediatamente se escucharon muchas voces de protestas que estaban en total desacuerdo con la acción emprendida por el ejército chino. Es por ello que Mao Tse-tung, impuso un convenio en que debería cumplirse varias condiciones para la liberación pacífica del Tíbet.
Para muchos este acuerdo no tiene ninguna vigencia porque en su momento fue firmado bajo coacción y no hubo negociación entre ambas partes. Es por ello que en la actualidad, en el Tíbet se encuentran miles de soldados chinos que vigilan cualquier posible acción de levantamiento popular.
¿Cuál es el interés de China por el Tíbet?
Durante muchos años, China ha soñado con exportar su modelo político hacia otras latitudes y para ello necesita aliados estratégicos que le permitan cumplir a cabalidad sus planes hegemónicos.
El Tíbet tiene una gran importancia estratégica desde el punto de vista geográfico. Esto se debe, a que es una barrera natural entre China y la India y, teniendo China el control total sobre esta zona, podría minar de bases militares la región para estar mucho más cerca de su rival indio ante una eventual confrontación.
Se cree que en subsuelo tibetano se encuentren grandes reservas de cromo y cobre, así como otros minerales. Esto le permitiría al gigante asiático valerse de recursos vitales para su país a un mínimo costo.
China se ha impuesto a sangre y fuego sin importar el costo en vidas humanas y, en la actualidad, cualquier tipo de actividad social, cultural o económica, debe ser aprobada y supervisada directamente por Pekín.
El gobierno de Xi Jinping se ha hecho de casi todos los recursos minerales del Tíbet. Sin embargo, todavía no ha podido explotar los grandes yacimientos de cromo y cobre. Aunque por otra parte, tiene control sobre uno de los ríos más importantes del continente asiático como lo es Yangtsé.
Estiman muchos internacionalistas, que lo único de lo que no ha podido apropiarse el Partido Comunista, es de la cultura tibetana.
Temor a la cultura local
A pesar de que el gigante asiático durante estos últimos 70 años ha querido inculcar sistemas políticos, religiones y culturas distintas a las existentes en el Tíbet, esta situación ha sido infructuosa.
Los monjes que conforman los monasterios, han hecho un extraordinario trabajo fortaleciendo su propia cultura y transmitiéndola de generación en generación para que esta no se pierda.
Según han expresado fuentes oficiales del Tíbet, con el fin de acabar con la única resistencia que tiene el Partido Comunista Chino, y pese a que el número de chinos supera a la cantidad de tibetanos, muchas mujeres han sido sometidas a abortos forzados y esterilizaciones.
Por su parte, China durante estos 70 años ha destruido más de 6.000 monasterios así como santuarios de meditación. Incluso el Dalai Lama expresó que la intención de Pekín es erradicar totalmente la cultura del Tíbet con el fin de imponer nuevos criterios.
Y ya que la invasión violenta no generó los resultados esperados, se estima que se quiere hacer un cambio de mentalidad de los tibetanos para que comiencen a pensar como chinos.
Siendo el Tíbet la meseta de mayor extensión y altura del planeta, Xi Jimping necesita controlar en su totalidad a sus pobladores ya que esto les garantiza dominio absoluto de los recursos naturales renovables de esta región.
Es tal el temor que infunde el Partido Comunista hacia los monjes tibetanos, que no puede realizarse ninguna práctica religiosa si no se encuentra aprobada por China. De igual manera no deberán ordenar nuevos monjes en los monasterios, si estos no son previamente investigados.
Según expreso el Dalai Lama en 1989 al recibir el premio Nobel de la Paz, “La aniquilación de la cultura tibetana, es la aniquilación del país y de todos sus habitantes”
Futuro del Tíbet
Aunque esta nación no cuenta con un poderoso ejército que le permita hacer frente a los invasores chinos y durante muchos años solo han contado con la resistencia de su conciencia, el Covid-19 le ha permitido al Partido Comunista Chino expandir su poderío y aumentar el control en esa región.
Ya en el mes de abril el principal líder tibetano, el Dalai Lama manifestó que requerían del concurso internacional para evitar que la enfermedad diezmará la población tibetana.
Sin embargo, lamentablemente cada país se encuentra librando su propia batalla en contra del coronavirus y el único que ha prestado apoyo con intenciones colonizadoras ha sido China.
Es tal en control, que Pekín ha dado la orden de que aquellas personas que publiquen oraciones en redes sociales para combatir la pandemia sean apresadas y de manera inmediata enviadas a la cárcel. Esto por considerar que es una forma subliminal de los tibetanos de alentar a una posible rebelión.
Por otra parte, el gobierno chino emitió recientemente un comunicado en donde indicó que los alumnos podrían regresar a las escuelas si demuestran públicamente su agradecimiento al líder Xi Jinping.
Además, tendrían que hacer a un lado la cultura tibetana porque, según el gobierno chino, se basa en expresiones religiosas que pueden ser peligrosas y que solo tiene intereses separatistas. Es por ello que deben aceptar las directrices emanadas por el Partico Comunista.
El fututo del Tíbet es dantesco y parece ser que el gobierno chino cada día gana más terreno en su batalla por doblegar el espíritu y la conciencia de los ciudadanos tibetanos.
Para muchos es solo cuestión de tiempo que el Tíbet y sus extraordinarios recursos naturales pasen a formar parte de manera definitiva, de la República Popular China.