El presidente ruso Vladimir Putin, manifestó mediante un decreto publicado en el mes de marzo, que su gobierno se encargaría de reflotar dos de sus submarinos que se encuentran hundidos en el Océano Ártico.
Sin embargo, aunque el kremlin no lo asuma, la preocupación principal es la posibilidad que los reactores nucleares de estos submarinos, puedan tener alguna fuga y generar una catástrofe similar a la de Chernóbil.
Peligros que encierran los submarinos nucleares hundidos
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Chernóbil en el Océano Ártico
En aguas del Océano Ártico, se encuentran sumergidos varios submarinos que por el tiempo que allí tienen, han soportado la presión y el desgaste producido por el mar. Esto puede llegar a producir un fallo en la contención de algunos de los reactores y generar fugas de material radioactivo.
Según comentan los expertos, si esto sucediera se liberarían grandes cantidades de isotopos entre estos, cesio-137 y estroncio-90. Estos al hacer contacto con el agua, podrían diluirse rápidamente, llegando a concentrarse en el plancton, posteriormente en los peces y finalmente, por cadena alimentaria, en los seres humanos.
Esto causaría graves consecuencias no solo desde el punto de vista medioambiental generando una contaminación que tardaría años en limpiarse, sino que también produciría consecuencias económicas para la industria pesquera del mar de Barents.
Como se sabe, una cantidad importante de bacalao que se consume en el mundo, proviene del mar Barents por lo que la contaminación seria a nivel mundial. Es decir, serían contaminadas todas aquellas personas que consuman este pescado.
Por ejemplo, cuando en el año 2011 ocurrió el accidente de la planta de energía nuclear de Fukushima, se contaminaron por isotopos radioactivos gran cantidad de peces del Pacífico. Esto género que aproximadamente 20 países prohibieran la importación de productos providentes del mar japonés.
Aunque según el Instituto Kurchathv de Moscú, actualmente no se encontraron muestras de radioactividad en el mar de Barents, puede suceder que en cualquier momento exista un escape de isotopos radioactivos que genere un desastre nuclear.
Submarino nuclear K-27
Este submarino se proyecta será reflotado en primera instancia, no solo porque lleva más tiempo hundido, sino porque aunque el gobierno ruso no lo mencione, las medidas de seguridad que se establecieron para resguardar los misiles nucleares y el reactor, pudieron haber sido ineficientes en aquel entonces. En este sentido, es factible que en cualquier momento ocurra un accidente de grandes magnitudes.
La marina rusa ha intentado en varias ocasiones, iniciar el proceso de reflotamiento de esta nave. Sin embargo, el procedimiento al que fue sometido el submarino para intentar mantener el naufragio a salvo, ha dificultado las labores de rescate.
Debe recordarse que este submarino fue lanzado al mar en 1962 y se cometió la imprudencia de colocar reactores refrigerados por metal líquido aun cuando estos se encontraban en fase de experimentación.
Quedó demostrado que la antigua Unión Soviética, solo pretendía ganar la carrera nuclear ya que en el año 68, uno de los reactores se rompió exponiendo a nueve marineros a altos niveles de radiación que terminó por causarles la muerte.
Aun cuando autoridades rusas mencionan que antes que el submarino fuese hundido el reactor fue rellenado con asfalto, pudiera ser que con el paso de los años y las altas concentraciones de sal que existen en el mar, se haya debilitado la protección colocada al reactor.
Según lo expresó recientemente el jefe de Seguridad Nuclear Internacional, Ingar Amundsen, el gobierno ruso debe asumir la responsabilidad de reflotar los submarinos. Esto no se trata de cuando sucederá el desastre nuclear, sino que de ocurrir, podría ocasionarse un daño irreparable al ecosistema marino.
Submarino nuclear K-159
El submarino nuclear K-159, era considerado una nave de ataque de primera línea. Se hundió el 30 de agosto del año 2003 y en su interior pereciendo 9 marineros rusos.
Aunque según un comunicado del Ministerio de la Defensa, la intención de reflotar esta nave es recuperar los cuerpos. La gran mayoría de los analistas internacionales piensa que Rusia lo hace para evitar un accidente radioactivo en las profundidades marinas.
Putin ha manejado siempre la imagen de ser un defensor del medioambiente. Sin embargo, ahora debe invertir una gran cantidad de dinero para prevenir una situación que lo deje como un mandatario poco previsivo en cuanto al resguardo de los océanos.
Recientemente el presidente ruso bautizó nuevos rompehielos nucleares para que realicen labores en el Océano Ártico y permitan realizar expediciones petroleras. Es por ello que debe prevenir una catástrofe de escala mundial e iniciará en los próximos días, un proceso de reflotamiento del submarino nuclear K-159.
El kremlin ha sido irresponsable ante este hecho ya que prometió a los familiares de los fallecidos en el K-159 que para el año siguiente al accidente, reflotarían el submarino para entregar los cuerpos.
Sin embargo, aun cuando la marina rusa había ubicado el sitio exacto donde se encontraba el submarino, el proceso nunca se llevó a cabo y esto fue debido a los altos costos de realizar una azaña de ingeniería tan grande.
Se sabe que ese submarino posee todavía varios misiles nucleares y aun cuando los Estados Unidos, invirtió 800 millones de dólares en levantar al K-129, esto fue un procedimiento hecho de manera parcial ya que tan solo pudieron traer a la superficie un tercio de la nave.
¿El gobierno ruso asumirá nuevas medidas de seguridad?
Según lo expresado por un portavoz del kremlin, los accidentes ocurridos en los últimos submarinos nucleares han permitido realizar estudios y correcciones en la fabricación de nuevas naves. Esto con el fin de evitar que se repitan situaciones que pongan en riesgo la seguridad.
De igual manera expresaron que ya existe un equipo encargado de realizar la reflotación de los submarinos con las más estrictas medidas de seguridad. De esta manera se evitará que mientras se realizan los rescates de las naves, los reactores puedan liberar cargas de isotopos radioactivos.
Esta aseveración parece no haber convencido al resto del mundo ya que el proceso para la recuperación de las naves es extremadamente costoso. Además, el plan que inicialmente tenía Rusia para recuperar el K-27 y K-159, consistía en utilizar un barco que se encargaría de levantar los reactores nucleares.
Al parecer hasta la fecha no existe una nave que sea capaz de soportar el peso de dichos reactores por lo que se estima, que se tendrá que construir un barco especial para realizar tal labor.
Esto sencillamente representa que la operación titánica para reflotar los submarinos rusos con material radioactivo en su interior, tendrá que esperar un tiempo más, mientras tanto una bomba de tiempo está latente.