Después del triunfo de Pedro Castillo en Perú y de Luis Arce Catacora en Bolivia, estos países se encaminan a formar lo que muchos han considerado, “el eje del mal Latinoamericano”.
Esto se debe a que dichos mandatarios intentan imponer medidas similares a las establecidas, hace casi 20 años, por el fallecido dictador Hugo Chávez y continuadas por su sucesor Nicolás Maduro.
¿Está reviviendo Latinoamérica el resurgir del chavismo?
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Perú: de la negación a los hechos
Pedro Castillo negó vehementemente durante su campaña presidencial que su gobierno fuera a imitar al chavismo o que pensara realizar acciones que pusieran en peligro la economía peruana.
Sin embargo, de manera permanente, mencionaba también que era importante llamar a una Asamblea Nacional Constituyente para sentar las bases de un nuevo estado donde el pueblo lograra tener un papel más protagonista, donde los recursos naturales del país fuesen utilizados para lograr la máxima felicidad de los peruanos.
Este discurso populista es exactamente igual al del chavismo en Venezuela. Tanto es así, que el dólar en Perú ha alcanzado máximos históricos y los inversionistas han comenzado a sacar sus capitales, generando una situación económica que, a corto plazo, puede causar un serio impacto en las finanzas peruanas.
El presidente Pedro Castillo ha expresado que su gobierno es un conjunto de ideas, que tienen cabida para todas las corrientes. Es decir, de izquierda, socialismo y marxismo.
De igual manera, ha nombrado personas de dudosa reputación en su equipo de gobierno y, aunque no ha mantenido una confrontación constante con la prensa, ha dado a entender que cualquier acción por parte de los medios de comunicación que atente en contra de la estabilidad del estado debería ser severamente castigada, lo que ya deja entender que la libertad de prensa va a estar, cuanto menos, en entredicho.
La economía peruana atraviesa en la actualidad una seria contracción generada por la pandemia del coronavirus y tanto el Fondo Monetario Internacional, así como JP Morgan, han dejado en claro que se requiere un audaz plan con una reducción significativa del gasto social para lograr llevar a un punto de equilibrio la economía del Perú.
Bolivia: un camino ya anunciado
El presidente boliviano Luis Arce Catacora, es el delfín de Evo Morales y, aunque al principio del gobierno se trató de dejar claro que no existía similitud entre ambos mandatarios, se ha demostrado ahora que tienen la misma corriente política y que las acciones económicas que se llevan a cabo actualmente, cuentan con el beneplácito del ex mandatario cocalero.
Actualmente, Bolivia presenta un déficit fiscal de 6% y un déficit comercial de 8%, lo que puede complicar aún más la economía de la nación. Aunque Arce prometió diversificar las finanzas para no depender de un solo rubro, hasta la fecha no ha logrado que esto ocurra.
Incluso, cada día que pasa, son más dependientes de las empresas trasnacionales que realizan la explotación de los recursos naturales y que, en su gran mayoría, son rusas y chinas.
Cuando Evo Morales estuvo en el poder nacionalizó lo que ellos consideraban sectores estratégicos con el fin de incrementar las regalías con las que se quedaba el estado. Así mismo, en su momento, garantizó una retribución equitativa de la riqueza.
Sin embargo, cada día los ciudadanos bolivianos se ven sumergidos en un debacle económico que está disminuyendo las reservas internacionales y que los va a llevar al camino de la escasez y el hambre, tal como sucede en Venezuela.
Diplomacia de chequera
Durante los años 2004, 2005 y 2006, Venezuela recibió enormes cantidades de dinero por concepto de ingresos petroleros. El dictador Hugo Chávez, creyéndose una especie de mesías Latinoamericano, inició entonces un proceso de infiltración hacia algunos países de la región con el fin de exportar su modelo político.
Chávez utilizó el dinero de los venezolanos para fortalecer organizaciones políticas que garantizaran la permanencia en el poder de ciudadanos como Evo Morales en Bolivia, Rafael Correa en Ecuador, Daniel Ortega en Nicaragua y los Kirchner en Argentina.
Cuando se acabó el dinero proveniente del petróleo, muchas de las naciones que recibían ayuda de parte del gobierno venezolano comenzaron a presentar problemas políticos que, a la larga, generaron cambios presidenciales por personas que no comulgaban con las ideas del llamado socialismo del siglo XXI.
En la actualidad, Pedro Castillo se empeña en llevar a su país a un cataclismo como al que en la actualidad se vive en Venezuela, mismo camino que pretende seguir el presidente de Bolivia.
Modelo común: abocado a la crisis
Si Perú y Bolivia continúan implementando las mismas medidas económicas, basadas en la monopolización del aparato productivo por parte del estado, lograrán no solo ahuyentar de manera definitiva a los capitales privados sino acabar con el parque industrial como entonces sucedió en Venezuela.
Así mismo, generarán una perdida del PIB y tendrán que establecer restricciones al acceso de divisas. Todo esto con el fin de mantener un gobierno de carácter populista que a la larga solo busca tener un control absoluto de la economía.
Seguramente, en los próximos meses, cuando las finanzas de Perú y Bolivia lleguen a números rojos, copiarán el discurso de su maestro Nicolás Maduro y achacarán la responsabilidad de todo a los Estados Unidos o a una presunta guerra económica.
El modelo venezolano es un modelo fracasado que logró destruir un país con una economía más que emergente y que ha obligado a sus ciudadanos a emigrar hacia otros destinos para tratar de conseguir mejoras formas de vivir.