Considerado uno de los terroristas más sanguinarios del siglo XX, se dice fue el responsable de la muerte de aproximadamente 35.000 personas en el Perú. Y todo con el fin de establecer un sistema de gobierno comunista capaz de extenderse por toda América.
Manuel Abimael Guzmán Reinoso, alias «camarada Gonzalo» fue fundador del grupo terrorista Sendero Luminoso y, según se ha reportado, murió el 11 de septiembre en la Cárcel Militar de máxima seguridad de Lima a los 86 años, donde cumplía cadena perpetua desde 1992.
Un perfil de lo más peligroso
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Abimael Guzmán
Este terrorista nació el 3 de diciembre de 1934. Fue profesor universitario, especializado en filosofía y, desde su propia creencia, mantenía la firme convicción que un país, para salir adelante, debería cumplir los principios del partido comunista chino.
De igual manera, pensaba que el poder político en el Perú debería tomarse por la vía armada. Es por ello que en el año 1980, comienza una escalada de acciones terroristas en contra las instituciones democráticas orquestadas por su persona con el fin de imponer sus pensamientos maoístas.
Siempre se caracterizó por la desmedida crueldad que tenía en contra de quienes él consideraba sus enemigos, muy a pesar del alto nivel intelectual que poseía.
Por esa razón era llamado el intelectual del terror. Su captura se convirtió en una obsesión para todos los presidentes del Perú, pero siempre contó con la colaboración de funcionarios corruptos para escapar de la justicia.
El gobierno del presidente Alberto Fujimori, creó un equipo especial de búsqueda conformado por los mejores hombres de la policía y el ejército con el fin de dar con el paradero de Abimael Guzmán, algo que se consigue el 12 de septiembre del 1992.
Ese día se llevó a cabo la Operación Victoria, nombre con el que se denominó el operativo de inteligencia que buscaba apresar al terrorista, que finaliza al detenerle en una vivienda ubicada en el distrito de surquillo en la ciudad de Lima.
Al parecer la confianza se apodero de Guzmán quien cambiaba cada 3 meses de vivienda y aquí permaneció por más tiempo lo que permitió a las autoridades certificar su presencia en el lugar y proceder a llevar a cabo la detención.
Jueces sin rostro
Esa fue la decisión de la justicia peruana para poder juzgar a Abimael Guzmán, ya que se temía que se perpetraran atentados en contra de la vida de magistrados o que, de alguna manera, se pudieran presionar para obligarlos a declararlo inocente.
Una corte militar fue quien gestionó su caso con urgencia, algo que los abogados defensores del Guzmán denunciaron ya que consideraron que había sido un juicio exprés debido a que, en tan solo 3 días, fue declarado culpable y condenado a cadena perpetua, sin derecho a libertad condicional.
El sitio de reclusión que se le asignó fue la Base Naval del Callao, donde se mandó a construir una celda especial con todas las medidas de seguridad necesarias para evitar su evasión. Posteriormente, también dicha base albergaría a otros terroristas de sendero luminoso.
En el año 1993, el camarada Gonzalo, llegó a un acuerdo con el llamado hombre fuerte de la época, Vladimiro Montesinos, comprometiéndose a pacificar su grupo a cambio de recibir ciertos beneficios durante el cumplimiento de su condena.
Esta situación no fue bien vista por los ciudadanos peruanos, quienes consideraban que el entonces presidente, Alberto Fujimori, se habría dejado presionar por los terroristas otorgando concesiones a uno de los perores asesinos de la historia ese país.
A finales de 1993, Abimael Guzmán emitió un comunicado televisivo en el que solicitaba a sus compañeros de lucha deponer las armas. Esto dividió el grupo guerrillero, ya que un parte pensaba que era necesario seguir usando la violencia para obtener el poder.
Posteriormente, con la salida de Fujimori de la presidencia, todo lo que se negoció con el terrorista quedó en el olvido, ratificando la sentencia inicial e incluso recrudeciendo las condiciones de confinamiento, no solo para ´éste si no tambien para su esposa.
Muerte del líder terrorista
Desde principios del año 2021, Guzmán venía presentado problemas de salud que se agravaron en julio, cuando decidió dejar de comer, situación que le produjo una descompensación general que supuso su traslado a un hospital militar.
Aunque el anciano guerrillero fue reacio inicialmente a ser atendido en un centro de salud, una vez estando en él, se comprometió a volver a ingerir alimentos y cumplir con el tratamiento médico que se le había indicado para tratar una neumonía que padecía.
En el mes de agosto, su situación física decayó notablemente y fue necesario tratarlo dentro de la misma base militar donde se encontraba recluido y, aunque su salud empeoraba cada día, Abimael manifestó su negativa a ir nuevamente a cualquier institución de salud.
El sábado 11 de septiembre a las 06:40 de la mañana, hora local de Perú, muere como consecuencia de fallo un respiratorio ocasionado por la neumonía que venía padeciendo. Las autoridades expresaron que Guzmán en los últimos dias parecía no querer seguir viviendo.
Reacciones a la muerte del Líder de Sendero Luminoso
La noticia genero una serie de reacciones de las principales personalidades del Perú, por ejemplo, el Presidente Pedro Castillo manifestó que Abimael Guzmán habría sido el responsable de la muerte de muchos inocentes y que el terrorismo debe combatirse.
Keiko Fujimori expreso que mientras la ideología de Sendero Luminoso se encuentre presente en la sociedad peruana Abimael no morirá, por lo que el estado debe hacer todo lo necesario para eliminar este pensamiento terrorista y no permitir que se propague.
Aníbal Torres, el Ministro de Justicia y Derechos Humanos de Perú, expresó que el estado peruano debe proceder a la cremación inmediata del cuerpo de Abimael Guzmán ya que este es la personificación del mal y debe evitarse que se convierta en un símbolo de lucha.
Para concluir manifestó que todo aquel que realice un homenaje por la muerte de este terrorista deberá ser juzgado por apología al terrorismo pudiendo enfrentarse a una pena de 15 años, la maldad de este criminal no debe ser enaltecida concluyo diciendo.