No siempre el ser humano establece correctamente sus prioridades. Y es que, en los tiempos que corren, en los que una de las mayores carencias es precisamente la de tiempo, son muchos los que se ven obligados a retrasar cosas de elevada importancia como pueden ser los chequeos médicos, la salud, algo que a priori debería de ser mucho más importante para el ser humano que el trabajo ha pasado a un segundo plano, y solo cuando se experimenta un dolor persistente que no termina de desaparecer se acude al especialista en busca de una solución que en ocasiones llegará tarde. Pero, tal y como indica la Dra. Blois, “si existe una disciplina en la que la falta de tiempo ha hecho mella especialmente esa es la odontología. Y si bien antes se acudía a la consulta del dentista al menos una vez al año para la realización de una revisión, ahora lo usual es acudir cuando el dolor es prácticamente insoportable y la solución será más complicada. Sin embargo, son muy pocas las personas que acuden a la consulta cuando le sangran las encías, a pesar de ser una alteración bucal que indica que algo no va todo lo bien que debería”.
“Lo que para muchos es un simple sangrado de encías, puede ser un claro indicativo de otro tipo de problemas o enfermedades más graves como la piorrea, que es una enfermedad infecciosa producida por bacterias” comenta la Dra. Blois.
Y es que, en lo que casi nadie piensa es en la posibilidad de que esas agresivas bacterias accedan al torrente sanguíneo, aumentando de este modo los mediadores inflamatorios y pudiendo de este modo llegar a causar un ictus o incluso un infarto. Puede que, viéndolo de este modo, se comience a dar importancia a algo que para muchos no la tenía inicialmente. Y es que, guste o no, las personas que con encías enfermas tienen mayor riesgo de padecer enfermedades coronarias que aquellos que poseen unas encías sanas.
Pero que nadie se alarme indebidamente, ya que “el sangrado de encías puede deberse a multitud de factores como pueden ser la acumulación de placa y sarro, las alteraciones hormonales, la falta de vitamina K, el cepillado incorrecto o el uso inadecuado del hilo dental”.
Las claves para intentar evitar este problema pasan por la visita al especialista, la buena higiene bucodental que incluya un cepillado con dentífrico que contenga flúor, así como la eliminación de los posibles restos mediante el uso de hilo dental y/o cepillos interdentales y el empleo de un colutorio, y ya para finalizar realizar una limpieza dental anualmente y revisiones periódicas para evitar de este modo sorpresas indeseadas.
Pero además de lo anterior, y algo que no muchas personas saben, es que masticar alimentos crudos como frutas y verduras es una magnífica forma de ayudar a mantener los dientes y encías fuertes y sanos.