Las estaciones de servicio han evolucionado en los últimos años para adaptarse a las nuevas demandas de los consumidores. Ya no se trata solo de repostar combustible, sino de brindar una experiencia más completa que cubra distintas necesidades cotidianas. Las gasolineras han ido incorporando servicios adicionales que facilitan la vida de los conductores y peatones, convirtiéndose en puntos de paso cada vez más funcionales.
Las gasolineras en Gandía, por ejemplo, ofrecen una variedad de prestaciones que superan con creces su función original. Muchas de ellas cuentan con tiendas de conveniencia abiertas las 24 horas, donde es posible adquirir desde productos básicos hasta artículos de primera necesidad. Esto representa un recurso útil para quienes trabajan en horarios no convencionales o simplemente requieren una compra rápida fuera del horario comercial habitual.
Además de las tiendas, otro servicio ampliamente adoptado es el lavado de coches. Ya sea manual o automatizado, este servicio se ha convertido en un valor añadido que los clientes aprecian, especialmente quienes desean mantener sus vehículos en buen estado sin depender de talleres o centros de estética automotriz. Algunas incluso ofrecen aspirado interior gratuito con el uso del lavado automático, lo que mejora la percepción del cliente sobre la calidad del servicio.
También se han incorporado áreas de descanso y cafeterías, pensadas tanto para conductores de largo trayecto como para personas que hacen una pausa breve en su rutina diaria. En estos espacios es común encontrar conexión Wi-Fi gratuita, enchufes para dispositivos electrónicos y opciones de comida rápida o saludable. Este tipo de servicio responde a la creciente tendencia de aprovechar al máximo cada parada, haciendo que incluso un breve alto en el camino sea más productivo.
En algunos casos, funcionan también como puntos logísticos. Varias han integrado lockers para recoger compras en línea, servicio de paquetería o incluso pequeñas oficinas de correos. Esta multifuncionalidad permite que los usuarios completen tareas personales o laborales mientras cargan combustible. “De este modo, se transforman en centros de utilidad más amplios que solo los destinados al transporte”, indican desde la empresa Moscardo.
Otro elemento relevante es la atención mecánica básica. Algunas ofrecen chequeo de niveles, cambio de aceite, inflado de neumáticos o diagnóstico computarizado. Esto puede resultar especialmente útil para quienes no tienen tiempo de visitar un taller mecánico o para detectar fallos menores antes de que se conviertan en problemas graves. En ocasiones, estos servicios se ofrecen sin costo adicional o con precios competitivos, lo que incentiva su uso frecuente.
Las estaciones también han empezado a incorporar cargadores eléctricos para vehículos, en respuesta al crecimiento del parque automotor sostenible. Aunque todavía no están presentes en todas las ubicaciones, su inclusión marca una dirección clara hacia la modernización y adaptación tecnológica del sector. Esto también responde al perfil de un consumidor más informado y comprometido con el medioambiente.
No puede dejarse de lado el papel que cumplen como puntos de referencia en las comunidades. Muchas colaboran con campañas de seguridad vial, promueven iniciativas locales o sirven como sitios de encuentro en situaciones de emergencia. Su presencia constante y su accesibilidad las posicionan como espacios confiables en diversos contextos sociales.
El desarrollo de servicios adicionales en las estaciones de servicio responde a una transformación lógica y necesaria. Adaptarse a las nuevas costumbres, ofrecer soluciones prácticas y funcionar como puntos de apoyo multifuncionales genera beneficios tanto para los usuarios como para el negocio. Este modelo demuestra que la mejora continua no depende exclusivamente de la innovación tecnológica, sino también de la capacidad de observar y responder a las verdaderas necesidades de las personas.