Ratko Mladic fue comandante del ejército serbio y considerado uno de los hombres más importantes de la Guerra de Bosnia. Se caracterizaba por su crueldad y muchos terminaron llamándolo el carnicero de Srebrenica.
Ha sido juzgado internacionalmente por crímenes de lesa humanidad y el Tribunal de La Haya lo condenó a cumplir cadena perpetua, aunque para muchos la pena capital debería ser su castigo.
Todo lo que hay que saber sobre la condena al carnicero de los Balcanes
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Limpieza étnica en la Guerra de Bosnia
Siendo Radovan Karadzic el máximo líder de la población serbia en Bosnia, decidió llevar a cabo un exterminio de musulmanes, así como de personas contrarias a sus creencias.
Para ello utilizó a Mladic, el llamado carnicero de los Balcanes, que se estima fue el responsable de ordenar la muerte de 11.000 personas, entre ellos, 3.000 mujeres y niños.
La crueldad con la que mandaba ejecutar a sus víctimas, lo hizo famoso en toda la región y muchas personas preferían suicidarse que caer en las manos de este enfermo homicida.
Se estima que los crímenes de guerra cometidos por Mladic solo son comparables a los de la Alemania Nazi en la Segunda Guerra Mundial. No solo asesinó a aldeas enteras del enclave de Srebrenica, sino que también generó condiciones de vida insoportables para quienes sobrevivían.
Según comentaba a sus más cercanos colaboradores, la limpieza étnica tenía que eliminar toda esperanza de vida para poder construir un mundo nuevo en el que esas minorías no viniesen a ensuciar las nuevas ciudades.
Sin importarle ser acusado de crímenes de lesa humanidad, secuestró a un grupo de cascos azules de la ONU con el fin de utilizarlos como escudo humano para evitar ser bombardeado.
Se comenta que Ratko Mladic asesinó a sangre fría a un grupo de sus colaboradores cuando estos se sublevaron ante el secuestro de los soldados de la ONU.
Radovan Karadzic, inicialmente contrario a la llamada limpieza étnica, fue convencido por el comandante del ejército Mladic, quien afirmó que la barbarie no era un hecho contrario a las leyes, sino que se trataba de la defensa del país.
Las fronteras siempre se trazan con sangre
Era una de las frases favoritas del General Mladic y la utilizaba como una forma de justificar los asesinatos en masa que cometía en contra de las minorías étnicas. Durante los discursos que daba a las tropas, manifestaba que “las fronteras siempre se habían trazado con sangre y los estados eran delimitados por tumbas”.
Durante la Guerra de Bosnia, Radovan Karadzic fue enviado a Sarajevo donde permaneció al mando del ejército durante más de 4 años.
Se cree que precisamente para delimitar las fronteras, atacó a más de 10.000 civiles inocentes causando la muerte de al menos 7.000, entre ellos 1.500 niños que fueron utilizados por los francotiradores para practicar.
De igual manera, las mezquitas y cualquier tipo de símbolo religioso eran atacados con fuego de artillería, sin importar la cantidad de personas que pudieran encontrarse dentro.
Ratko Mladic
Con 79 años el otrora general del ejército serbio, considera que ha sido injustamente juzgado, por lo que presentó su última apelación a su sentencia dictada de cadena perpetua.
El genocida sigue alegando que su intención nunca fue causar daños a la población civil y que a quienes atacó, lo hizo en igualdad de condiciones por lo que eran enfrentamientos de soldado a soldado.
Quienes lo conocen han expresado que ese aire de bondad que quiere ahora transmitir en los tribunales de guerra no es real, ya que es un hombre extremadamente brutal, al que muchos califican de desequilibrado mental.
Aunque inicialmente mostraba la imagen de un soldado campesino cuyo único interés era la protección de su pueblo, el hecho de ordenar la persecución de mujeres, ancianos y niños musulmanes que no representaban ningún tipo de peligro para la soberanía de su nación, echa por tierra esa imagen paternal.
En el año 1994, su hija, Ana Mladic, a la que él llamaba su máximo orgullo, en un hecho todavía confuso se suicidó, esto desató la ira del General, que ordenó a los días de la muerte su primogénita, matar y torturar a civiles inocentes con la única excusa de que su etnia y religión eran una depravación para el mundo.
Sin arrepentimiento
El 25 de julio de 1995, Mladic fue imputado por el Tribunal Penal Internacional, siendo acusado por crímenes de guerra y genocidio. El 16 de noviembre de ese mismo año, se le tipificó un nuevo delito al ser señalado responsable de secuestrar al personal de la Organización de las Naciones Unidas.
Aunque todas estas imputaciones se hicieron en ausencia de Mladic, fue capturado el 26 de mayo del año 2011 e inmediatamente fue extraditado a La Haya. A partir de ese momento comenzó el juicio y, aunque el exgeneral contrató a uno de los equipos jurídicos de mayor experiencia en Europa, las pruebas en su contra eran contundentes.
Durante todo el proceso jamás mostró arrepentimiento por lo hecho a sus víctimas e, incluso cuando los testigos señalaban las barbaries que cometía, este se limitaba a mirarlos con ironía sin pronunciar siquiera una palabra.
El fiscal jefe del caso, Serge Brammertz, manifestó que nunca se había enfrentado a una situación similar, en la que el acusado nunca demostró remordimiento o la más mínima empatía hacia las víctimas.
Lo único que alcanzo a decir Ratko, es que él era un gran héroe y que la justicia internacional lo estaba condenando por acciones que no eran de su responsabilidad, ya que no tenía el control directo sobre las acciones llevadas a cabo,por el personal a su mando.
Para la defensa del otrora general, jamás hubo víctimas de genocidio, lo sucedido solo fueron bajas en una guerra y los 2 millones de desplazados producto del conflicto, lo hicieron por su propia voluntad.
Indistintamente de los alegatos del genocida, pasará los últimos años de su vida tras las rejas, con el suficiente tiempo para entender que no se puede jugar a ser un héroe, con la vana excusa del nacionalismo.