El auge de las rutinas de cuidado de la piel hipercomplejas -impulsadas por tendencias en redes sociales y una industria cosmética en constante expansión- está generando consecuencias inesperadas para la salud cutánea. Según un estudio publicado en diciembre de 2024 por la MedReport Foundation, el uso excesivo de productos de cuidado de la piel puede provocar una serie de efectos adversos, como irritación, enrojecimiento y sequedad, especialmente cuando se combinan múltiples ingredientes activos sin la orientación adecuada de un dermatólogo. Ante este fenómeno, dermatólogos y expertos en medicina estética están promoviendo el retorno al minimalismo en el skincare: una filosofía que defiende rutinas simples, enfocadas en lo esencial y en las verdaderas necesidades de la piel.
La especialista en medicina estética y bienestar, la Dra Laura Salvador, colaboradora de la marca especializada en medicina estética no invasiva, Asterasys Iberia, comparte la importancia de una correcta elección de los tratamientos para el cuidado cutáneo “La piel no necesita más productos, necesita los adecuados”, afirma.
Saturar la piel no la hace más saludable
En un contexto donde España es el país que más invierte en productos de cuidado personal dentro de la Unión Europea, encontramos que los hábitos de consumo se han centrado en el autocuidado, nos hemos percatado que también ha existido un uso excesivo de productos, presentándose muchos casos donde los activos pueden llegar a ser incompatibles entre sí, generando irritaciones, desbalances en el pH, y hasta condiciones como dermatitis o acné cosmético.
Una investigación publicada en el Journal of Clinical and Aesthetic Dermatology señala que hasta un 40% de los pacientes que presentan afecciones cutáneas leves podrían estar reaccionando a rutinas de skincare innecesariamente complejas, poniendo en evidencia la importancia de elegir con cuidado y responsabilidad los productos que utilizamos.
Skincare desde una edad adecuada: clave para la prevención
El enfoque preventivo es otra piedra angular del minimalismo en el skincare. Empezar una rutina básica (limpieza, hidratación y protección solar) desde la adolescencia o adultez temprana ayuda a mantener la función barrera de la piel y prevenir el envejecimiento prematuro, pero eso no es sinónimo de sobrecargar una rutina excesiva para la piel.
“La prevención es el nuevo antienvejecimiento. No se trata de corregir, sino de conservar la salud de la piel desde edades tempranas, específicamente desde la adolescencia, ya que los cambios hormonales pueden afectar mucho al aspecto de la piel. Mantener una buena rutina de higiene, hidratación y tratamiento si es necesario junto a la protección solar, es básico en ese momento vital”, explica la Dra Salvador.
Tratamientos no invasivos como complemento inteligente
En línea con este enfoque, existen tecnologías no invasivas que estimulan los procesos naturales de regeneración de la piel, sin necesidad de recurrir a procedimientos agresivos. Uno de los más destacados es HIFU de Liftera, que emplea ultrasonido focalizado de alta intensidad para reafirmar la piel, estimular colágeno y definir el contorno facial, sin incisiones ni tiempo de recuperación.
“El HIFU es un tratamiento amigable con la piel y sobre todo con resultados sostenibles y naturales. Puede aumentar la producción de colágeno en un 42% en los tres meses posteriores al tratamiento, lo que se traduce en una piel visiblemente más firme, elástica y luminosa”, afirmó la especialista en medicina estética.
Hacia una belleza consciente y sostenible
Apostar por rutinas simples y tratamientos eficaces no solo beneficia a la piel, sino también al medioambiente y a la economía personal. “Menos productos implican menos residuos, menor consumo y una mejor selección de ingredientes”, concluye la Dra. Laura Salvador.
En un momento donde la saturación de información y productos puede llevar a prácticas poco sostenibles y perjudiciales para la piel, el minimalismo en el skincare emerge como una alternativa basada en la evidencia y el sentido común. Adoptar rutinas simples, comenzar a cuidar la piel desde edades tempranas y apoyarse en tecnologías no invasivas avaladas por especialistas no solo favorece la salud cutánea, sino que también promueve una relación más consciente y respetuosa con nuestro cuerpo.