Nigeria vive una grave crisis social, política y económica. Así mismo, se encuentra totalmente plagada por una serie de delincuentes que intentan, de alguna forma, obtener dinero cometiendo hechos delictivos.
Las milicias armadas que operan en la región han tomado el secuestro como forma de financiamiento para su lucha. Aunque, inicialmente sus motivaciones para tomar las armas fueron de carácter político o social, en la actualidad se han convertido en delincuentes comunes que han puesto en jaque al gobierno nigeriano.
Secuestros en Nigeria y planes del gobierno para hacer frente a los mismos
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El gran negocio
Los grupos armados de Nigeria iniciaron los secuestros en escuelas en el año 2017 y, después de mantener en cautiverio a niños y niñas, negociaban con el gobierno, logrando obtener dinero e inmunidad.
En este país las escuelas se encuentran en total desprotección, por lo que es muy fácil para los grupos armados ingresar a las escuelas o internados y llegar a los dormitorios y someter a los alumnos.
Casi siempre dejan en libertad a todos los profesores, quedándose solo ellos con los estudiantes como rehenes. A partir de ese momento, se inicia un proceso de negociación, donde incluso llegan a darles coches y dinero a los secuestradores para que dejen en libertad a los menores.
Grupos islamistas como el de Boko Haram, se han financiado durante muchos años con el secuestro masivo de estudiantes. Inicialmente, secuestraban a viajeros que utilizaban las carreteras del noreste de Nigeria y, posteriormente, cambiaron hacia los colegios ya que obtenían una mayor cantidad de dinero y, a su vez, generaban una crisis que le daba publicidad a su movimiento armado.
Desde diciembre 2020 hasta la fecha, se estima que se han producido tres secuestros, donde se han retenido aproximadamente a 600 estudiantes y, aunque fueron liberados al cabo de unos días, tanto los niños como sus padres vivieron grandes momentos de tensión, ya que los bandidos siempre amenazan con ejecutar a los secuestrados.
Es tal el nivel de preocupación que existe en Nigeria, que el gobernador de Zamfara, Bello Matawalle, ha creado un plan de incentivo para aquellos delincuentes que depongan las armas.
Bandidos arrepentidos
Ya que secuestrar estudiantes en Nigeria se ha convertido en el gran negocio, el gobernador del noroeste del país ha creado un plan para tratar de lograr la rendición de los grupos armados.
Para ello ha ofrecido casa, dinero y automóviles a todo aquel que renuncie a la lucha armada y se reinserte a la vida civil. De igual manera, el plan “bandido arrepentido” contempla dar dos vacas por cada fusil AK47 que se entregue.
Se ha llegado al extremo de alojar a Auwalu Daudawa, líder de una banda de secuestradores, en la casa de gobierno del estado de Zamfara, cumpliendo con todos sus caprichos, así como permitirle el contacto con otros miembros de la banda mientras se lleva a cabo el proceso de negociación.
Según expresó el gobernador Matawalle, el bandido Daudawa habló sobre la disposición que tiene de rendirse. Sin embargo, requiere de garantías suficientes para no ir a prisión, ni ser despojado del dinero que ha obtenido mediante los secuestros.
El presidente de Nigeria, Muhammadu Buhari, ha comentado recientemente que los gobernadores estatales están errando el camino para detener la ola de secuestros, ya que, sencillamente, lo que están es alimentando la crisis y recompensando a los bandidos con dinero y vehículos.
Sin duda alguna, esto está estimulando a la creación de grupos armados que ven en la delincuencia una manera fácil de salir de la crisis económica que agobia a Nigeria.
Si bien es cierto que Auwalu Daudawa entregó las armas, no es menos cierto que todavía controla a un gran grupo de criminales y, si sus demandas no son cumplidas, con seguridad volverá a ordenar secuestros masivos en las escuelas.
Iniciativa de escuelas seguras
Este era el nombre de un plan que pensaba poner en marcha el gobierno central de Nigeria en todos los colegios del noreste del país. La intención era construir altas vallas alrededor de las escuelas y mantener de manera permanente a miembros de organismos de seguridad.
Aunque el ejército de Nigeria ha creado destacamentos militares cerca de las escuelas, debido a la gran extensión del territorio, es imposible protegerlas a todas. Incluso se han presentado casos en algunas escuelas, en que los vigilantes armados son fácilmente sometidos debido a que los bandidos los superan en número.
Se comentó que las Naciones Unidas aportarían 14 millones de dólares para fortalecer el proyecto “Escuelas seguras” pero, ya que esta iniciativa solo protege los colegios del noreste de Nigeria, los secuestradores se están desplazando a otras zonas que no están dentro del proyecto.
La comunidad internacional ha visto con preocupación como el problema de la inseguridad en Nigeria aumenta exponencialmente, y ahora los bandidos no solo controlan una gran cantidad de carreteras y reservas forestales, sino también la educación.
Muchas capitales de estado, tales como Kano y Yobe, han cerrado más de 20 escuelas debido a la posibilidad de que los alumnos que hacen vida allí sean secuestrados.
Boko Haram se ha convertido en el gran enemigo de la educación y, según se estima, después que éste ha comenzado los secuestros en las escuelas, la asistencia a clases ha disminuido un 47%, por lo que se ha presentado un aumento en la tasa de niños sin escolarizar.
Reacción de la comunidad nigeriana
Activistas sociales han expresado que las medidas llevadas a cabo por algunos gobernadores no solo incentivan a la delincuencia sino que proporcionan publicidad a los grupos terroristas.
Algunos políticos creen que es necesario declarar un estado de emergencia en el norte de Nigeria y militarizar la zona para tratar de arrebatar el control que tienen las bandas armadas en esas regiones.
El pasado 17 de febrero, sin ir más lejos, secuestraron 317 estudiantes y, aunque se buscó darle un tratamiento distinto evitando publicidad excesiva, de igual manera los delincuentes lograron obtener la desmilitarización de una amplia zona forestal para comenzar a controlarla.
Además, recibieron el pago que exigieron para la liberación de los secuestrados y se les permitió obtener publicidad, acerca de lo que ellos llaman su lucha por establecer el verdadero Islam.
La sociedad nigeriana se encuentra consternada, por lo que muchos padres deciden no enviar a sus hijos a clases por temor a que puedan ser secuestrados. Y, si ya en este país existen prácticas socioculturales que desalientan la educación en las mujeres, el hecho de que los últimos secuestros hayan ocurrido en internados para niñas, representa un duro golpe para la educación del país.