Un perito de daños en vivienda es un profesional especializado en la evaluación técnica de perjuicios materiales que afectan a una propiedad habitacional. Su labor es clave en situaciones donde ocurren siniestros como filtraciones, incendios, inundaciones, averías estructurales o problemas derivados de una mala construcción. Actúa como intermediario técnico entre propietarios, compañías de seguros, constructoras o responsables, aportando una evaluación objetiva y fundamentada.
La figura del perito de daños en vivienda suele estar asociada a procesos de reclamación de seguros, litigios civiles o controversias con empresas constructoras. Su intervención permite determinar el origen, magnitud y responsabilidad, lo que facilita la resolución de conflictos entre las partes involucradas. También puede ser contratado por particulares que requieren una opinión experta independiente para tomar decisiones informadas respecto a reparaciones o acciones legales.
Las funciones principales incluyen la inspección detallada de la vivienda afectada, el registro fotográfico de los daños y la elaboración de informes técnicos. Estos informes contienen una descripción precisa, un análisis de sus causas y una estimación de los costos de reparación. En muchos casos, también incorpora recomendaciones sobre las acciones necesarias para evitar deterioros futuros. El informe realizado puede ser usado como prueba ante una aseguradora, en un juicio o en gestiones con entidades públicas o privadas.
Otra tarea frecuente es la revisión de la documentación relacionada con la construcción de la vivienda, como planos, certificados de recepción municipal, informes anteriores o manuales de mantenimiento. Este análisis documental puede ayudar a establecer si los deterioros se deben a defectos de construcción, falta de mantención o hechos fortuitos. De ser necesario, puede realizar pruebas técnicas o solicitar la participación de especialistas complementarios, como ingenieros estructurales o técnicos en humedad.
También cumple un rol consultivo. Puede asesorar al propietario en la contratación de servicios de reparación, evaluar presupuestos recibidos y verificar que las obras realizadas se ajusten a los estándares técnicos correspondientes. En ocasiones, su intervención permite detectar problemas ocultos que podrían haber pasado desapercibidos en una simple inspección visual. Su criterio técnico aporta claridad en momentos en que las decisiones deben tomarse con base en información objetiva y comprobable.
Para ejercer esta labor, se debe contar con formación en áreas como arquitectura, ingeniería civil, construcción o tasación, y poseer conocimientos actualizados en normativa técnica y legal relacionada a edificaciones. En muchos países, existen registros oficiales o asociaciones profesionales que certifican la competencia de estos profesionales. Esto garantiza que su informe tenga validez ante tribunales o entidades aseguradoras.
Es común que este tipo de peritajes se requiera tras eventos climáticos extremos, defectos de obra en viviendas nuevas, disputas por arriendos o compraventas de inmuebles. También puede ser solicitado de forma preventiva, como parte de una auditoría antes de adquirir una propiedad. “En cualquier escenario, el aporte del perito permite reducir la subjetividad y fortalecer las decisiones basadas en evidencia técnica”, señalan desde el Gabinete Jurídico Pericial.
El trabajo del perito de daños en vivienda aporta confianza y respaldo técnico en situaciones que muchas veces generan incertidumbre o conflicto. Su intervención no solo permite determinar el estado real de una propiedad, sino también promover soluciones justas para todas las partes involucradas. A medida que la conciencia sobre los derechos del consumidor y la calidad constructiva crece, contar con este tipo de profesionales se vuelve cada vez más necesario y valorado.