El perito de seguros cumple una función clave dentro del sector asegurador, ya que actúa como intermediario técnico entre la compañía aseguradora y el asegurado al momento de un siniestro. Su labor se centra en verificar los hechos, evaluar daños y establecer con precisión las circunstancias que rodean el evento. Este trabajo permite que las aseguradoras cuenten con información objetiva y fundamentada para determinar la cobertura, calcular indemnizaciones y resolver reclamos de manera justa.
Cuando se presenta un siniestro, el perito del asegurado es designado para realizar una inspección detallada del hecho reportado. Su presencia en el lugar del incidente puede ser inmediata o programada, dependiendo del tipo de siniestro. Entre sus tareas principales se incluye la revisión de documentos, la toma de fotografías, la entrevista con los involucrados y el análisis técnico de lo ocurrido. Su informe final servirá de base para que la aseguradora tome decisiones fundadas, reduciendo el margen de error y ayudando a evitar fraudes.
Este profesional puede tener distintas especializaciones, como siniestros vehiculares, incendios, robos, daños estructurales o responsabilidad civil. Cada una de estas áreas requiere conocimientos específicos y actualizaciones constantes. No solo debe poseer formación técnica, sino también comprensión legal y una actitud objetiva frente a las partes involucradas. Su imparcialidad es fundamental para que su evaluación sea considerada válida por todas las partes.
La relación con el asegurado puede tener momentos de tensión, sobre todo cuando el reclamo involucra daños significativos o cuando hay discrepancias entre lo esperado por el cliente y lo que indica la póliza. Sin embargo, no actúa como un juez ni como representante legal de ninguna de las partes. Su función es técnica y busca que el proceso avance con base en hechos comprobables. En este sentido, en Artico Risk Management, explican: “El asegurado, por su parte, tiene derecho a presentar pruebas y observaciones que el perito debe considerar en su informe”.
Una característica importante del trabajo de este experto es que su informe puede ser utilizado como respaldo legal ante eventuales disputas. Por ello, la calidad del contenido, la precisión de los datos y el cumplimiento de procedimientos son aspectos esenciales. Un informe mal redactado o que omita información relevante puede afectar tanto a la compañía como al asegurado, generando retrasos o conflictos innecesarios.
La digitalización también ha impactado este oficio. En la actualidad, muchos profesionales emplean plataformas digitales para cargar informes, realizar seguimientos y compartir resultados en tiempo real. Esto ha permitido mayor agilidad y transparencia, mejorando los tiempos de respuesta en la resolución de casos. Aun así, el criterio humano sigue siendo indispensable, especialmente en situaciones complejas donde los hechos no son evidentes a simple vista.
Para acceder a esta profesión, en la mayoría de los países se exige una certificación específica, la cual garantiza que el especialista cuenta con los conocimientos necesarios para actuar en el marco legal correspondiente. Además, muchas compañías valoran la experiencia previa en áreas técnicas como ingeniería, arquitectura o mecánica, dependiendo del tipo de pólizas que gestionan.
La figura del perito de seguros no siempre es comprendida por los asegurados, quienes suelen asociarlo únicamente con la inspección de daños. Sin embargo, su aporte va mucho más allá. Gracias a su intervención, el sistema asegurador puede operar con mayor equidad, precisión y responsabilidad. También facilita la detección de irregularidades y contribuye a que las pólizas se cumplan de acuerdo con lo pactado.
Fortalecer el rol implica reconocer la importancia de su tarea en la cadena de valor del seguro. Su trabajo técnico y objetivo contribuye a que los procesos se desarrollen de forma más eficiente y transparente, en beneficio de aseguradoras y clientes por igual.