Mientras acaban de madurar las tecnologías del Internet de las cosas, los estándares de la experiencia de usuario están por definir. Disponemos ya de multitud de objetos conectados, pero también de multitud de webs y aplicaciones diferentes para comunicarnos con cada uno de ellos.
Con cada nuevo dispositivo introducimos una nueva app que tiene una interfaz diferente, eso provoca que globalmente empeore la experiencia de usuario. Para acabar de complicarlo las características de la propia persona juegan un papel importante en su experiencia y eso provoca que no se pueda diseñar el interfaz de usuario perfecto. La edad, por ejemplo, suele tener una gran influencia en la relación con la tecnología.
Haciendo una reflexión sobre cual es la interfaz de usuario más intuitiva para un segmento amplio de la sociedad, la clara ganadora es lenguaje hablado. Eso explica el gran éxito de los asistentes de voz. Como alternativa, los charbots reproducen el mismo modelo de interfaz conversacional. Actualmente un sector muy amplio de la sociedad utiliza habitualmente aplicaciones de mensajería como Whatsapp o Telegram. El uso cotidiano hace que no sea necesario aprender a usarlo, evita los errores y facilita el tener una interfaz común para diferentes dispositivos.
Cuando tener que interaccionar con una máquina no es una decisión individual, es especialmente importante adoptar interfaces de usuario en los que la mayoría de las personas se sientan cómodas. Un buen ejemplo de esta filosofía es el reloj de fichar Clocbee: Además de la tecnología de tarjetas RFID para los trabajadores fijos, incorpora un charbot que permite a los trabajadores móviles hacer el registro de forma remota, desde sus teléfonos móviles, con una simple conversación a través de la aplicación de mensajería.
“Clocbee es el producto que yo hubiera comprado para instalarlo en mi empresa, si hubiera existido” explica Carlos Rodríguez, fundador y CEO de bMotes IoT. “En el diseño del producto nos hemos encontrado con desafíos que no nos habíamos imaginado y que se han minimizado al utilizar un charbot. Por poner un ejemplo, hemos conseguido reducir la desconfianza de los trabajadores móviles. Ahora todos tienen en su chat de Telegram un registro de las horas que pueden consultar o comparar con el registro de la empresa. Además nadie ha tenido que instalarse en sus terminales ninguna aplicación desconocida y darle permisos de geolocalización, que era algo que preocupaba especialmente a los usuarios”
Gracias a esta innovadora solución se puede implementar desde cero un sistema de registro de la jornada en una pequeña empresa en cinco minutos, por un coste muy parecido al de una solución de registro en papel.