El Líbano desde hace aproximadamente dos años vive una profunda crisis económica, social y política. Esto ha llevado a la nación a niveles casi de hambruna debido a la irresponsabilidad de sus gobernantes.
Como si fuera poco, diferentes sectores quedaron destruidos debido a la explosión ocurrida en los almacenes del puerto de Beirut, lo que también generó gran cantidad de muertes.
Todo esto al parecer llevó a la población a expresar su repudio ante las políticas del gobierno, quienes se vieron en la obligación de presentar una renuncia en pleno a los cargos que ocupaban.
Análisis de una dimisión en bloque no esperada
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La pandemia del coronavirus no hizo sino acelerar el colapso que vive el Líbano. El desempleo se sitúa en 25% y un tercio de la población vive en pobreza extrema. Los servicios básicos son ineficientes y además el sistema de salud es incapaz de albergar la gran cantidad de enfermos por Covid-19.
Por otra parte, el nivel de alimentación de la población es mínimo ya que los libaneses consumen menos de la mitad de las calorías diarias para vivir. Para complicar aún más este dantesco cuadro, los alimentos que llegaban como parte de la ayuda humanitaria, eran transportados a través del puerto que desapareció con la explosión.
Todo esto reactivó las protestas populares generándose serios enfrentamientos entre los manifestantes y las fuerzas de seguridad. El domingo 9 de agosto, después de una fuerte confrontación, los ministros de finanzas, justicia, información y medio ambiente renunciaron a sus cargos.
La población se encuentra enardecida ya que culpan al primer ministro Hassan Diab, de llevar al Líbano a la ruina. Esto, gracias a la gran corrupción que ha caracterizado a su gobierno.
Aunque, el lunes 10 de agosto, el primer ministro anunció la disolución total de su gabinete, no ha querido asumir la responsabilidad de lo que ocurre en el pais sino que ha culpado a la clase política tradicional, así como a sus antiguos ministros, de haber sido quienes cometiendo actos de corrupción generaron la situación que hoy vive el pais.
Futuro del Líbano
Después de una explosión que dejó más de 160 muertos y unos 6.000 heridos, el futuro inmediato del Líbano no es nada alentador. Como se recordará el gobierno del primer ministro Diab, fue impuesto el enero pasado gracias a la milicia Hezbolá. Y aún cuando la situación económica, social y política del país era cada vez peor, la población parecía resignada a su suerte.
Sin embargo, después de la explosión que hubo en el puerto de Beirut, la gente se lanzó a las calles arrasando todo a su paso. No han sido solo manifestaciones populares, sino una explosión social que amenazó con ahorcar a todos los miembros del gabinete del gobierno.
Se estima que la clase política no poderosa del Líbano, pueda aprovechar esta circunstancia para escoger por consenso un nuevo primer ministro. De esta manera, unificarían el control del país en una sola persona. Como se sabe, desde 1990, cuando finalizó la guerra civil, el país era gobernado por varios líderes sin que hubiese una figura clave que tomara las decisiones importantes.
El problema que se presenta en un futuro inmediato del Líbano, es que hay algunos líderes políticos quienes, a pesar de ser responsables de la catástrofe que vive el país, no son señalados como tal. En tal sentido, podrían intentar crear un nuevo gobierno colocando un títere que los dirija y así, aprovecharían la oportunidad para seguir desangrando al país.
Se sabe que se han estado conformando algunos grupos armados quienes podrían hacer frente a las milicias de Hezbolá. Esta situación podría generar una nueva guerra civil en el Líbano.
Apoyo internacional a la situación política del Líbano
La Organización de las Naciones Unidas, celebró el lunes pasado un evento virtual donde informó a los embajadores permanentes del mundo la situación humanitaria del Líbano después de la explosión.
De igual manera expresó su solidaridad con el país, por la situación económica y social por la que está pasando en los actuales momentos. Así mismo, dijo el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, la comunidad internacional debe prestar todo el apoyo posible al Líbano ya que el programa mundial de alimentos, al parecer no está cumpliendo suficientemente su papel de ayuda a la población.
Por otra parte, manifestó que el Líbano requiere de un cambio político transcendental y para ello tiene que permitirse que sea la población, quienes escojan los líderes que regirán los destinos del país.
Por su parte, el coordinador de asuntos humanitarios de la ONU, Mark Lowkock, invitó a las instituciones financieras internacionales, para que aportaran recursos de ayuda para el Líbano. De igual manera estimuló a inversionistas privados a mirar hacia este país y apoyarlo con dinero para fomentar la producción.
Sin embargo, el detalle que no menciona Lowkock, es que nadie está dispuesto a invertir en un país que se encuentra totalmente fracturado desde el punto de vista político y social. Tampoco hay garantías que será respetado el capital invertido. En pocas palabras ni el banco mundial, ni el Fondo Monetario Internacional, ni inversionistas privados, estarán dispuestos a inyectar dinero en el Líbano.
Si se reagrupan las organizaciones de guerrilla que existen en este país, y se reavivan las confrontaciones entre grupos religiosos y étnicos, es muy probable que esto pueda llevar a una situación incontrolable que termine en una cruenta guerra civil.
Líderes mundiales apoyan a Beirut
El presidente francés, Emmanuel Macron, inauguró una conferencia de donantes internacionales con el fin de reunir la mayor cantidad de dinero posible para apoyar al Líbano.
Hasta la fecha se han recaudado 248 millones de euros, aportando Francia 30 millones, Reino Unido 25 Millones, Kuwait 40 millones, Alemania 20 millones, La Unión Europea 63 millones, Catar 50 millones, Estados Unidos 15 millones y Chipre 5 millones. Estos recursos serán manejados bajo el liderazgo de las Naciones Unidas.
Sin embargo, la comunidad internacional es consciente de que este dinero es poco para poder reconstruir el país, pero puede ser un inicio mientras se establecen nuevas estrategias de ayuda.