Colombia es un país con una lamentable tradición de violencia. En su pasado reciente, vivió las más espantosas matanzas, producto de los grupos paramilitares, guerrilleros y cárteles del narcotráfico.
En los últimos 11 días han muerto 33 personas, como fruto de una espiral de violencia que pareciera no tener fin. 5 de las víctimas fueron asesinados en el Arauca, frontera con Venezuela, 6 en el Departamento del Cauca y 2 en el Municipio de Tumaco, quedando todas estas muertes impunes y dejando temor y zozobra en la población.
Todo lo que hay que saber sobre el exterminio en Colombia
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¿Quién está detrás de estas matanzas?
Aunque hasta la fecha no se ha establecido una autoría con respecto a la muerte de las 33 personas, fuentes de inteligencia de Colombia señalan a grupos conformados por excombatientes de las FARC y miembros del narcotráfico. Incluso, aunque parezca contradictorio, se piensa que guerrilleros del ejército de liberación nacional, también forman parte de este heterogéneo grupo de asesinos.
Es por ello que según fuentes oficiales no confirmadas, el móvil que generó estos asesinatos, pudo haber sido el control por los puntos estratégicos de producción y tráfico de drogas.
Así mismo, el hecho que el pais se encuentre semiparalizado por la pandemia, ha hecho que las autoridades bajen un poco la vigilancia sobre algunos sectores que tradicionalmente se consideran parte de la ruta de los cárteles.
Esto ha permitido un repunte en el narcotráfico y algunos nuevos grupos han decidido invadir la zona que ya se encontraba ocupada por otras bandas criminales. En este sentido, el gobierno de Colombia ha recibido severas críticas por considerarse que no ha hecho lo suficiente para mantener el control y protección de todo el país.
Incluso, aunque el Ministro de la Defensa, Carlo Holmes Trujillo, anunció la conformación de un grupo especial que se encargará de rastrear, encontrar y capturar a los responsables de las matanzas, la población cree que esto es ineficiente.
Muchos piensan, que la presencia del estado se limita a controlar solo algunos sectores que consideran vulnerables, haciendo a un lado la protección y el resguardo de otras zonas donde estos grupos de asesinos, hacen vida de manera permanente.
¿Es esto el inicio de una nueva escalada de violencia en Colombia?
Cuando se firmó el pacto de paz entre el gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, se creía que el país iba a respirar un clima de tranquilidad duradera.
Esta situación se violentó el viernes 21 de agosto, cuando en dos masacres casi simultáneas, asesinaron violentamente a un grupo de jóvenes cuyas edades oscilan entre los 14 y 17 años.
Luego fueron acribillados 6 jóvenes menores de 30 años en la región del Cauca específicamente en el Tambo y fueron fotografiados por sus captores con vida antes de asesinarlos. Pareciera que la ola de violencia comenzó para no detenerse ya que todas las muertes se caracterizan por la excesiva crueldad.
Por su parte el presidente, Iván Duque, expresó que lamentaba profundamente que estos hechos de violencia tan dolorosos no hayan desaparecido de la cultura colombiana. Así mismo, dijo que harán todo lo necesario para dar con los culpables.
Lo que realmente preocupa, es que de ser cierto que ese heterogéneo grupo de asesinos está conformado por exguerrilleros y narcotraficantes, el gobierno va a enfrentar una dura guerra ya que estos son expertos en el uso y manejo de las armas, así como un vasto conocimiento en torturas que pueden aplicarlas con el fin de obtener información antes de asesinar a sus víctimas.
El narcotráfico ha presentado un repunte importante en Colombia y la desmovilización de las FARC ha generado una disminución en las finanzas de muchos combatientes de este grupo irregular. En tal sentido están buscando un plan alternativo de financiamiento y es por ello que han optado por convertirse en narcotraficantes.
Posición del gobierno colombiano ante las matanzas
Hasta la fecha no hay respuestas contundentes que señalen en realidad los posibles autores de los asesinatos perpetrados durante la última semana. Las autoridades y políticos solo han manifestado que deben llegarse hasta las últimas consecuencias por lo que se sugiere hacer una investigación a fondo.
Sin embargo, muchos critican que el gobierno haya prometido crear un grupo especial para encontrar a los culpables cuando ni siquiera tiene claro porque fue que ocurrieron las masacres.
El gobierno maneja varias hipótesis, una de ellas es un ajuste de cuentas entre bandas o intento de robo, pero de ser así, ¿por qué razón los asesinados son tan jóvenes? Además, las matanzas continúan en diversas partes del país, no teniendo relación un hecho con otro, según se estima.
En pocas palabras la comunidad colombiana se pregunta ¿este nuevo grupo de BACRIM es tan poderoso que ya tiene presencia en varios municipios y departamentos de Colombia? También se preguntan, ¿acaso la policía o el ejército hasta la fecha no han podido evitar el libre desplazamiento de estos criminales por el país?
En todo caso, el presidente Duque prometió dar caza a los asesinos para que sean entregados a la justicia. Sin embargo, lo que el mandatario no menciona es que según un estudio reciente entre noviembre del 2016 y julio del 2020 han muerto en Colombia más de 971 personas en manos de guerrilleros, paramilitares y narcotraficantes.
En este sentido, las localidades con más crímenes son, Antioquía, Cauca y Nariño. Por otra parte, los muertos fueron sindicalistas, dirigentes campesinos, líderes indígenas y ambientalistas.
Nuevas mafias
Lo que todos se preguntan es si esas 971 muertes, ocurridas en casi 4 años, no tendrán que ver con la aparición de un nuevo grupo irregular que iguale en maldad y perversión a las Autodefensas Unidas de Colombia, a los cárteles del narcotráfico e incluso a la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional.
No debe olvidarse que Colombia es el mayor proveedor mundial de cocaína y que si se contabilizan todas las muertes violentas ocurridas en los últimos 60 años, se estaría hablando de más de 9 millones de víctimas.
En todo caso, aunque las autoridades colombianas han buscado la forma de detener las matanzas y la violencia, pareciera ser que a cada solución planteada para acabar con este flagelo se presenta un nuevo problema. Sin duda alguna, esto hace que cada vez sea más difícil para el gobierno poner fin a la situación.