Los mercados globales se mueven básicamente alentados por variables externas, en este caso podría decirse que la caída que se presentó a inicio de esta semana, se encuentra fuertemente influenciada por el coronavirus, y no es casualidad que una semana antes de que la OMS decretara esta enfermedad como pandemia, las bolsas sufrieran tal colapso.
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Podría decirse que el temor es la principal causa del colapso vivido el lunes negro o lunes 9 de marzo, los inversionistas desconocen y ni siquiera se atreven a vaticinar las consecuencias económicas que puede generar la propagación del coronavirus en todo el mundo.
Entre tanto el Dow Jones disminuyó 350 puntos, es decir un 1% en lo que va de semana, generando un arrastre en las bolsas europeas y asiáticas que sienten gran inquietud por el avance de la enfermedad que puede generar una recesión económica mundial sin precedentes.
También esta epidemia está causando una gran pérdida de rentabilidad en el ámbito industrial y a la larga interviniendo directamente en las exportaciones e importaciones de los países que han visto mermada su capacidad de compra o venta de insumos o productos por las situaciones de aislamiento o cuarentena a las que se encuentran sometidas algunas regiones con el fin de evitar el avance del coronavirus.
El hecho que hasta la fecha esta enfermedad no tenga una cura y que su ritmo de propagación sea realmente alto, genera total inestabilidad en los inversores y por ende afecta directamente a las economías de los países.
Si tomamos en consideración que hubo un desplome vertiginoso en las bolsas de Italia, Madrid y París que representó una caída de un 19%, es fácil entender porque los mercados bursátiles de Latinoamérica se vieron tan severamente afectados y siendo Italia el epicentro de contagio de coronavirus más grande que existe en Europa, se prevé que existan nuevas disminuciones en las bolsas europeas lo que indudablemente afectará a Wall Street y por ende a los mercados de otros países.
¿Existe algún ganador en la caída bursátil?
Aunque parezca contradictorio en medio de las crisis siempre resulta un ganador y ante el avance del coronavirus algunas empresas del ámbito farmacéutico presentaron un repunte en sus acciones.
Estas industrias se han beneficiado con la propagación de la enfermedad ya que han aumentado considerablemente sus ventas incluso al punto de aumentar las exportaciones.
Podríamos mencionar por ejemplo la empresa 3M cuyas acciones presentaron un alza importante el lunes 9 de marzo y el martes 10 por segundo día consecutivo siguió en aumento, esto se debe a que es la principal empresa fabricante del mundo de mascarillas.
Otra empresa que repuntó en los valores de sus acciones fue la fábrica de mascarillas N95, cuya oferta indica que su producto ofrece un mayor ajuste facial que cualquier otro del mercado, así mismo, posee un sistema de filtrado de aire que permite detener posibles partículas de virus sin que estas pasen a las vías respiratorias de quienes la usan.
También las empresas fabricantes de vacunas y productos desinfectantes han triplicado sus ventas, han aumentado su flujo de caja y fortalecido su posicionamiento en el mercado.
De manera indirecta las empresas de tecnología que ofrecen servicios de teleconferencias, han repuntado aumentando su rentabilidad ya que en muchos países han cerrado escuelas y empresas, algunas industrias han solicitado a sus empleados que trabajen a distancia tal como ha sido el caso de Google y Twitter y para ello se requiere el apoyo de la plataforma de teleconferencias.
Por ejemplo en el caso de Netflix su uso aumentó un 30%, lo que generó un alza en las acciones, lo mismo ha sucedido con YouTube, entre otras.
En el caso de la empresa Regenerom Pharmaceuticalm se encuentra en el desarrollo de un tratamiento para el coronavirus y esto ha incidido directamente en un alza del 10% en el precio de sus acciones.
La empresa que mayor repunte ha tenido en los mercados bursátiles ha sido sin lugar a dudas Moderna, ya que sus acciones llegaron a subir 42% esto se debe a que se envió la semana pasada un prototipo de vacuna contra el coronavirus al Instituto de Enfermedades Infecciosas de los Estados Unidos, esto con la finalidad de realizar pruebas en humanos.
Puede decirse que la economía es un inversor bipolar y que está sujeto al pánico, la euforia o la apatía. En este caso el pánico que se siente por el coronavirus tal como se ha dicho, ha influido directamente en la estabilidad de los mercados bursátiles, tanto es así que Wall Street cayó un 7.5% y el gobierno de Donald Trump se vio obligado a apresurar anuncios económicos para generar confianza en los inversores y permitir una recuperación del 4.9% el día martes 10 de marzo.
Cuando se logre controlar la enfermedad indudablemente habrá que hacer grandes cambios a nivel económico, por lo menos los países que más se han visto afectados por esta epidemia.
Podríamos mencionar por ejemplo a Italia y España que se encuentran actualmente en un aislamiento casi total, cuyos gobiernos deben anunciar medidas económicas que estimulen la confianza y el crecimiento de los diversos sectores que conforman la economía.
Por otro lado, los gobiernos del mundo deben crear campañas de concientización e información que generen tranquilidad en la población ante las posibles apariciones de enfermedades endémicas a futuro.
En este caso la educación se trasforma en el mejor de los activos, ya que en la medida que el pánico no vuelva a apoderarse de la población, el comportamiento económico dependerá netamente de las leyes que le enmarcan y no de comportamientos subjetivos de la sociedad.
Debe buscarse un punto de equilibrio entre los países productores de materia prima y los países fabricantes de productos e insumos ya que se ha generado un alto total en la exportación hacia China por ejemplo, lo que podría en el futuro generar un exceso de demanda y una oferta limitada y a la larga esto encarecería los productos por lo que la intención es que se establezcan políticas económicas y financieras que ayuden a la recuperación económica mundial.