La pérdida de un ser querido es siempre un momento complicado. A la suma del dolor hay que añadir la necesidad de ir poniendo en marcha el sepelio y todo lo que eso conlleva.
Sin embargo, hay una nueva tendencia que está haciendo que enfrentarse a ese momento sea diferente porque será el finado quien, con la funeraria, haya definido cada uno de los detalles.
“Son cada vez más quienes acaban definiendo qué quieren y cómo quieren que se organice todo una vez no estén, quitando esa responsabilidad y dolor a los familiares directos” explican desde Funeraria Ser Funova.
En primer lugar, se trata de dejar toda la planificación anticipada. Los programas prepagados están sirviendo de base para cuando llega el momento. Al no conocer ni la fecha ni la hora es clave que este tipo de servicio se defina con una funeraria 24 horas capaz de responder en cualquier momento.
Preparar toda la documentación previamente es otro de los pasos necesarios. Contar, a excepción obviamente del certificado de defunción, de los testamentos, pólizas y documentos relacionados con los deseos de la persona que se va facilita mucho los pasos a dar de los familiares. Contar con un bufete de abogados que custodie dichos documentos puede ser clave cuando se trata, por ejemplo, de exigir unos servicios funerarios en Zaragoza si se ha fallecido en cualquier otro rincón no solo de la provincia sino del país.
“Es una conversación cada vez más habitual en las familias. Al igual que en vida se vela por facilitar a las familias las cosas, de cara al fallecimiento es clave dejar todo lo mejor atado posible para evitar paseos, quebraderos de cabeza y permitir comenzar el duelo cuanto antes. Es necesario avisar a los familiares que se han definido los términos con una funeraria” explican desde una de las funerarias de Zaragoza.
De hecho, son muchos quienes ya dejan también contratado el apoyo emocional que vayan a poder necesitar parejas o hijos ante el momento de la muerte. Los consejeros y los encargados de velar por la familia sabrán en todo momento cómo actuar y prestar asistencia a quienes se quedan.
Por suerte, hoy en día hay fórmulas para dar a conocer todo esto en el momento adecuado, más allá de diálogos con los allegados en momentos puntuales. No se trata de recrear el momento en el que se deja de estar sino de dejar hecho todo lo posible para aligerar la carga no solo sentimental sino incluso económica.
