El TDAH es un trastorno biológico que provoca en el niño alteraciones como: Hiperactividad, Impulsividad e Inatención. Cuando esto afecta de forma significativa el funcionamiento social o académico/laboral del paciente.
Este trastorno de origen neurológico es provocado por un desequilibrio existente entre dos neurotransmisores cerebrales: la noradrenalina y la dopamina, que afectan directamente a las áreas del cerebro responsables del control de impulsos, concentración y memoria a corto plazo.
Según explica el Dr Javier Blumenfeld Olivares, responsable de la consulta monográfica de TDAH del Hospital de El Escorial (San Lorenzo de El Escorial), “el tratamiento de este trastorno debe ser multimodal. Se debe abordar el aspecto pedagógico del paciente, ya que gran parte de los problemas que produce la falta de concentración inciden directamente en el rendimiento académico. Pero también se debe abordar el aspecto psicológico del paciente ya que, en ocasiones, se producen dificultades en las relaciones sociales. Por último, no hay que olvidar los aspectos médicos del paciente, que incluyen una correcta higiene de sueño y alimentación, y en caso de que sea necesario, usar fármacos para mejorar la sintomatología del trastorno”.
En un estudio publicado el año pasado, se comparaba la alimentación de cerca de 100 niños con TDAH con aquellos que no estaban diagnosticados. “En las conclusiones se observó que los niños con TDAH disfrutaban de una alimentación alejada de la llamada Dieta Mediterránea” comenta el Dr. Ismael San Mauro, uno de los autores del estudio y Director de Investigación en Nutrición y Salud.
Esta dieta, con una reputación internacional, es rica en alimentos de origen vegetal, frutos secos, cereales integrales, pescados, carnes y, por supuesto, aceite de oliva, que aportan en conjunto un papel vital dentro de la función cognitiva y la memoria gracias a los minerales, polifenoles y omega 3.
Actualmente se encuentran inmersos, en colaboración con el Hospital San Lorenzo del Escorial, en un nuevo ensayo clínico que pretende ver el efecto que tiene la Dieta Mediterránea durante 10 semanas y/o el consumo de Omega3 en niños con este trastorno, aunque según comentan, “pese a que algunos padres dudan cuando se plantea la necesidad de usar fármacos, al revisar la alimentación y proponerles cambios surge el conflicto. De hecho, estamos buscando voluntarios, niños de 6 a 18 años con el diagnóstico que pueden contactarnos por email para participar” dicen sus impulsores.