Brasil está pasando, sin duda alguna, por la peor crisis sanitaria de su historia. Y la población se encuentra en pánico debido a la gran cantidad de muertes por coronavirus que se registran a diario sin tener medios para poder paliarlas.
Tan solo el hace una semana, en un solo día, se perdieron 1840 vidas, lo que ha traído consternación en la sociedad, que responsabiliza al presidente Jair Bolsonaro de no tener el suficiente liderazgo y capacidad para manejar la crisis.
¿Se han rebelado las Fuerzas Armadas? Claves para comprender el conflicto
Contenido del artículo:
Fuerzas Armadas de Brasil en desacuerdo
Los militares que componen el alto mando en Brasil se han pronunciado públicamente con respecto a las medidas asumidas por el presidente, para controlar el Covid-19.
El antiguo Ministro de la Defensa, Fernando Azevedo, expresó que solo el Presidente es el responsable de la gestión de la pandemia en el país ya que, si hubiese tomado las debidas medidas correctivas, el sistema sanitario no se vería colapsado por la cantidad de contagios que existen en este momento.
Ante esta posición, el presidente ordeno la destitución inmediata del Ministro de la Defensa, que será remplazado por el General Walter Braga, quien venía ocupando el Ministerio de la Presidencia.
Por su parte, los Comandantes Generales del Ejército, la Marina y la Aviación, pusieron sus cargos a disposición, como una manera de solidarizarse y respaldar al otrora Ministro de la Defensa.
Esto ha generado una crisis profunda, en el seno de las Fuerzas Armadas de Brasil por lo que algunos internacionalistas manifestaron que la salida del poder de estos generales no significa necesariamente una retirada total de todos los militares, quienes componen el ala castrense del pais.
Lo que si dejaron en claro ante su renuncia es que no apoyan al presidente Bolsonaro, a quien demandan rectificar con respecto al manejo que tiene implementado sobre el Covid-19.
Vale resaltar que las fuerzas armadas son un órgano del estado y no del gobierno, por lo que la salida de estos funcionarios, podría tomarse como un hecho de remplazo normal si no fuese porque se conoce la molestia del presidente ante las declaraciones del ex Ministro de la Defensa.
El problema que se presenta en este caso, es que la salida tan abrupta del alto mando militar, pone en riesgo la cohesión del componente castrense y esto sí podría aumentar la tensión política que existe en el gigante suramericano.
Presencia militar en el ámbito civil
En Brasil, 9 de los 21 ministerios que conforman el gabinete, se encuentran dirigidos por militares, quienes están en situación de retiro o bien en plena actividad.
Así mismo, se estima que, aproximadamente 6000 uniformados, bien sea en la reserva o activos, se encuentran en un cargo de gobierno por lo que podría decirse que la Fuerza Armada de Brasil, tienen control sobre casi todas las estructuras del ámbito político nacional.
Es tal la preminencia de este sector de la sociedad, que el presidente de Petrobras es un capitán del ejército en retito, quien a su vez a designado a un grupo importante de miembros de las Fuerzas Armadas, dentro de la estructura de la empresa estatal petrolera.
Por otra parte, el vicepresidente de la república, Hamilton Mourao, es un militar retirado y los directores que dependen de su despacho en un 90% pertenecen tambien al cuerpo castrense.
Como se sabe, es sencillo sacar a los militares de sus comandos para incorporarlos a la vida civil lo realmente difícil, es devolverlos a su ámbito castrense y la delgada línea que separa en ocasiones el autoritarismo de los militares con la democracia, es muy tenue por lo que la remilitarización del gobierno civil, es considerado como una señal de alerta, que la sociedad no está ejerciendo efectivamente su rol.
Posición de las instituciones brasileñas
La Corte Suprema de Justicia de Brasil ha dejado en claro su desacuerdo con respecto a lo que llaman politización de las fuerzas armadas y, al parecer, ve con profunda preocupación la salida del Ministro de la Defensa así como la de los comandantes que conforman el alto mando militar.
Para los jueces de la Suprema, el General Azevedo era considerado no solo una figura con liderazgo dentro del ámbito castrense, sino que gracias a su carácter conciliador, era el mejor interlocutor entre los jueces y las Fuerzas Armadas de Brasil.
Para el poder judicial, el presidente cometió un error al destituir al Ministro de la Defensa ya que en los actuales momentos, necesita de todo el apoyo que se le pueda dar, para afrontar la grave situación sanitaria que tiene el pais.
Incluso en muchas ciudades del interior de la nación, algunas personas han decidido manifestar en contra del primer mandatario. Esto con el fin de ejercer presión, para que inicie un plan masivo de vacunación.
En este sentido es válido recordarle a Jair Bolsonaro, que para mantener el control social, indudablemente requiere del apoyo de las Fuerzas Armadas por lo que tomar decisiones viscerales, podrían perjudicarlo más de lo que ya se encuentra.
El poder legislativo no ha emitido un comunicado oficial al respecto, pero se sabe que los principales políticos del pais, han criticado el poder que se les ha dado a los militares dentro de la estructura del gobierno.
En todo caso la salida del Ministro de la Defensa así como la de los comandantes de diferentes fuerzas, puede ser vista como la posibilidad de rectificar y hacer una restructuración en las instituciones del estado.
Nuevos ministros
Según un portavoz oficial del gobierno brasileño, se tiene previsto realizar otros cambios en los ministerios de Relaciones Exteriores y Justicia. Se sabe que en la cancillería, nombraran al diplomático Carlos Alberto Franco, quien es considerado un extraordinario negociador.
En tanto en el Ministerio de Justicia, será nombrado el comisario retirado Anderson Gustavo Torres, quien es visto por muchos como un colaborador muy cercano de Bolsonaro y que promociona la flexibilización de armas a civiles ya que maneja la tesis que todos deben tener la capacidad de defenderse.
Ya que el nuevo ministro de la defensa será el General Braga Netto, el cargo de Ministro de la Presidencia será nuevamente ocupado por un militar, en este caso el General Luiz Eduardo Ramos.
El presidente Jair Bolsonaro tiene la posibilidad de cambiar su postura con respecto al papel de los militares en la política, dándole mayor protagonismo a los civiles. Pero al parecer, lo que busca es aumentar el poder del ente castrense en la sociedad brasileña.