El ballet no solo es una de las disciplinas más bellas y ancestrales del arte del baile, sino que es una hermosa forma de baile que requiere dedicación, disciplina y trabajo duro.
Aunque existe desde hace siglos, ha evolucionado hasta convertirse en una disciplina artística sofisticada y exigente que pone a prueba la destreza de los bailarines, pero también les beneficia en campos como la mente y el cuerpo.
¿Por qué es un baile tan completo?
Aunque aparentemente sus movimientos son elegantes y pausados, es un baile físicamente exigente que requiere mucha fuerza, flexibilidad y coordinación.
“Es una excelente manera de desarrollar y mantener la salud física” explican desde Artelier Danza, cuyos profesores han fomentado mucho al que aprende ballet en Pamplona, una de las cunas más prolíficas de los últimos años en términos de profesionales y bailarines.
En primer lugar, el ballet ayuda a desarrollar la fuerza y flexibilidad. Los bailarines deben poder ejecutar movimientos complejos con precisión y gracia. Esto requiere mucha práctica y entrenamiento, lo que puede ayudar a desarrollar músculos fuertes y una higiene postural perfecta para la salud de la espalda.
En segundo lugar, el ballet promueve una buena postura, equilibrio y alineación. Los bailarines de ballet necesitan mantener una buena postura y equilibrio para ejecutar los movimientos correctamente. Esto puede ayudar a mejorar la alineación general del cuerpo y reducir el riesgo de lesiones.
Por último, reduce el riesgo de lesiones y mejora la salud cardiovascular ya que es un ejercicio de bajo impacto.
Beneficios para la mente. Mens sana in corpore sano
El ballet no es sólo un ejercicio físico sino también mental.
Requiere mucha atención, concentración y memoria.
Se ha demostrado que el ballet mejora la función cognitiva, la memoria y la concentración ya que sus bailarines necesitan recordar largas secuencias de movimientos y ejecutarlos con precisión atendiendo al ritmo.
Además, reduce el estrés, la ansiedad y la depresión y promueve la autoestima, la confianza y la creatividad.
El ballet no se trata sólo del bailarín individual sino también del grupo en su conjunto, lo que convierte el reto en algo comunitario que ayuda a crear una confianza en el grupo, lo que permite también abrir las puertas a confiar ciegamente en los de alrededor, a la vez que fomenta la comunicación y el poderse expresar de forma artística.