Las webcams se han convertido en los últimos años en objetivo de hackers; introducen en equipos informáticos un malware que capta imágenes a través de la cámara sin el consentimiento ni conocimiento del usuario, de modo que éste se convierte en víctima de espionaje. Paralelamente, cada vez estamos rodeados de más dispositivos electrónicos con cámaras integradas; ordenadores, tabletas, smartphones… aumentando así la probabilidad de sufrir ataques a nuestra privacidad. Suelen ser especialmente vulnerables aquellas webcams que funcionan a través de wifi.
La principal causa de este problema es la falta de concienciación por parte de los usuarios con respecto a la seguridad en Internet. Es una idea bastante extendida nadie mirará lo que graba tu cámara web, que no es interesante. Pero Internet no funciona así.
Por otro lado, piensa que si tú puedes acceder a tu webcam a distancia, otros usuarios también pueden. Además, a una webcam que no esté protegida por una contraseña fuerte se puede acceder a través de un buscador como Google (una tarea relativamente sencilla para alguien con ciertos conocimientos informáticos) y hay hackers que pueden acceder a la cámara incluso cuando está desconectada, aunque nunca con el ordenador apagado.
Teniendo en cuenta todos estos aspectos, desde Áudea queremos compartir con nuestros lectores una serie consejos prácticos para reforzar la seguridad de nuestra webcam y evitar que nos espíen por esta vía.
1. Desconexión remota
Desconecta el acceso remoto de la cámara cuando no lo necesites.
2. Cambio de la contraseña por defecto de la webcam
Esta medida debería de provenir de los propios fabricantes y proveedores de las Webcam, dejando de utilizar una contraseña por defecto en todos los dispositivos susceptibles de ser hackeados.
Las webcams habitualmente viene con una contraseña y un usuario por defecto, por lo que, una vez configurada, se debe cambiar estos parámetros. Es un aspecto muy importante para la seguridad del hardware, así como de cualquier dispositivo con acceso a Internet.
Asegúrate de que se ha cambiado la contraseña que la cámara trae por defecto por una “más sólida” y fácil de recordar. “Incluso mejor, usar una frase como contraseña, como por ejemplo 84LoveEatingPizzaWatchingFootball!”
Cerciórate de que se han aplicado y se están utilizando todos los ajustes para seguridad que provee el fabricante.
Se recomienda que tanto el nuevo usuario como la contraseña sean de un mínimo de 8 o 10 caracteres, procurando combinar letras, números y caracteres especiales, así como alternar minúsculas y mayúsculas.
3. Instalación del firmware
Todas las Webcams suelen llevar un firmware para asegurar la privacidad del consumidor, aunque muchas veces no es suficiente para asegurar nuestra intimidad y evitar que puedan espiarnos y difundir grabaciones.
Además de instalar el firmware correspondiente, debemos asegurarnos que disponemos de una versión actualizada y adecuada al modelo específico del que dispongamos. Esto es aplicable a cualquier dispositivo usado online.
4. Cambio de puertos
Los hackers atacan a los puertos por defecto, por lo que sería interesante cambiar el puerto por defecto por uno en el rango de 8100 o mayor. De esta forma, no le pondrás las cosas fáciles a los piratas informáticos.
5. Control de logs
Las cámaras y los otros dispositivos con acceso a Internet ofrecen la posibilidad de observar un listado con las direcciones IP que se conectan a nuestra webcam. Podrás comprobar los registros para controlar que nadie indeseado se esté conectando.
6. Cambio de la contraseña de tu wifi
Apuesta por claves de seguridad complicadas. Las claves de acceso a la red wifi pueden ser burladas por los hackers y, si las descubren, podrían tener acceso a tu ordenador.
Modifica la clave del wifi cada cierto tiempo. Crea una contraseña que tenga mínimo ocho caracteres y nunca utilices sólo palabras simples o nombres propios. Lo ideal es combinar números y letras en mayúsculas y minúsculas.
7. La webcam, mejor tapada
Algo tan simple como mantener la cámara tapada puede ser una gran medida de protección. Recuérdalo, usa un ‘post-it’, una pequeña pegatina o un trozo de papel para cubrir el objetivo de la webcam cuando no la estés utilizando.
De esta forma, si se hacen con el control de la cámara, los hackers se encontrarán con una imagen fija y negra. No podrán grabar nada.
Te proponemos que utilices un accesorio como este, que recibe el nombre de ipatch.
8. Instalación de app´s para proteger la privacidad
Instalación de programas que permitan para cuidar la privacidad y seguridad en los sistemas operativos. Por ejemplo Riot Isolator, que además de ser gratis, se puede utilizar en cualquier versión desde Windows 7 tanto en sistemas de 32 como 64 bits, con el único requisito de instalar Microsoft .NET Framework 4.x en adelante.
Esta aplicación se propone desde el sitio Web RedesZone desde donde se cuentan todos los detalles de utilización, instalación y utilidades.
9. Lo más importante: si te espían denuncia
Saber si nos están espiando es muy sencillo. La mayoría de cámaras disponen de una pequeña luz que indica que, cuando está encendida, indica que la webcam está activa. Si nosotros no hemos encendido la cámara, es posible que esté siendo utilizada en remoto por un hacker. Es recomendable desconectar de inmediato el wifi del equipo y activar el antivirus si no lo estuviera.
Si eres de los que ha detectado ya la existencia de imágenes de tu webcam en Internet, puedes ejercitar tus derechos y solicitar la retirada de las mismas. Dirígete a la Policía. Allí tendrás que interponer una denuncia a través de la brigada de delitos informáticos, quienes te dirán cómo actuar.