Tamarit acaba de alcanzar el hito de las 100 motos construidas y lo hace con el desarrollo de una moto hecha íntegramente de forma artesanal.
Bautizada con el nombre de Jade, la moto 100 se convierte en una auténtica joya entre las motos Tamarit. «Esta unidad no ha sido creada a partir de la petición de un cliente, sino que representa los años de experiencia adquiridos en la construcción de un centenar de motos» explican desde la marca.
La filosofía corporativa de Tamarit Motorcycles prioriza la exclusividad y la distinción.
Por ello, para la distribución de una de sus obras más distinguidas ha apostado por asociarse con la principal casa de subastas francesa. Así, de la mano de Artcurial, el corazón de París se convierte en el escenario perfecto para presentar y subastar su última obra a aquellos selectos compradores que busquen una pieza única del motor.
Un proyecto de ingeniería
Para la creación de la moto 100 se ha llevado a cabo un proyecto de ingeniería donde se han diseñado, uno a uno, los componentes que forman parte de la moto. Desde el chasis de la moto, que acaba en un mono amortiguador, hasta la base sobre la que descansa el asiento, todo ha sido la culminación de proceso de diseño técnico y un trabajo artesanal que ha sumado en total, más de 600 horas de trabajo manual.
«Se ha mimado cada detalle hasta lograr un resultado único en el mundo. Jade recoge todas las técnicas aprendidas en las más de 100 motos construidas, y se convierte en una moto exclusivamente hecha desde cero para la ocasión. La alta precisión matemática en cuanto a las técnicas empleadas, la hacen similar a la perfección de un reloj, donde el motor marca los tiempos.» comentan.
Oro, cromado y piel. Esta es la base artística sobre la que se sustenta el proyecto, el cual ha sido creado a partir de materiales nobles como la piel, empleada tanto en el asiento como en los acolchados laterales del depósito.
Miles de detalles han sido tenidos en cuenta para la construcción de esta exclusiva unidad, como el mecanizado de latón de los tornillos, los emblemas o los terminales de los radios, que acompañan al resto de componentes, aportando mayor perfección.
Por otro lado, algo que también destaca son los cromados. El chasis, el basculante y las tapas del motor han sido cromadas para terminar de dar una estética clásica y elegante. Los cromados son una técnica difícil de conseguir pero que proporcionan un resultado de alto nivel estético.
Los colores de la moto están inspirados en el exclusivo y lujoso jade, a la que debe su nombre, un tono que difícilmente será visto en cualquier otra parte o en otro vehículo. El tono cromático ha sido elaborado de forma minuciosa por el equipo de Tamarit para hacer que esta obra brille como si se tratase de una obra de joyería de alta gama.
Finalmente, pero no por ello menos importante, un emblemático motor de una Thruxton 900 de carburación da vida a la pieza, que hará suspirar con su sonido a todos aquellos amantes de los estilos de motocicletas neoclásicas. El motor ha sido abierto y renovado por completo para conseguir uno totalmente nuevo.