Birmania o como se le conoce actualmente Myanmar, ha vivido una situación de incertidumbre política, cuando el ejército depuso al gobierno democrático que existía en esa nación.
Ese país asiático estuvo controlado por la férrea mano de los militares entre 1962 y el año 2011. Y aunque garantizaron que respetarían las decisiones electorales, el pasado 31 de enero decidieron ampararse en la constitución para tomar nuevamente el poder.
Todo lo que hay que saber sobre el golpe de estado en Myanmar
Contenido del artículo:
Justificación del golpe de estado
El ejército birmano o Tatmadaw se basó en la constitución vigente del año 2008, específicamente en el artículo 417, el cual faculta a las fuerzas armadas a tomar el poder cuando consideren que unas elecciones se realizaron de manera ilegal.
Básicamente el argumento que esgrimen los miembros del ejército es que la unidad del país se encontraba en grave peligro, y que por ello debieron tomar el control de la nación para garantizar la tranquilidad de la ciudadanía.
Lo que los militares no toman en cuenta es que el artículo citado fue redactado por los generales antes de realizar el proceso de transferencia parcial del poder, y en aquel entonces, fue una exigencia para sentarse a negociar con las fuerzas civiles para que, de alguna manera, aceptaran que éstos pudiesen participar en las elecciones que se realizaran posteriormente.
Algunos analistas internacionales establecen que esto fue la forma en que los militares se garantizaran la permanencia en el poder, ya que si un gobierno les estorbaba o consideraban que no se plegaba a sus voluntades, podrían apelar a dicho artículo y tomar el poder, como efectivamente hicieron el pasado 31 de enero.
Los militares birmanos tienen un partido llamado Solidaridad y Desarrollo de la Unión y en las elecciones realizadas en noviembre del año pasado, de 476 escaños para el parlamento, tan solo obtuvieron 33 escaños. Es decir, el partido de los civiles obtuvo 443 representantes.
Como se puede apreciar esto dejaba en desventaja a los militares que vieron en Suu Kyi una enemiga poderosa a quien tenían que sacar del juego. Además, de que de manera paulatina, habría comenzado a restarle poder político a las fuerzas armadas.
En Myanmar comienza la represión
La cúpula militar ha tomado el control del país una década después de haber entregado el poder. Pero ha comenzado haciéndolo con una fuerte represión a quienes han salido a las calles a respaldar al Partido Liga Nacional de la Democracia (LND).
Las unidades castrenses patrullan las calles para apresar a quienes se han atrevido a condenar el golpe. Los ciudadanos de Birmania saben por experiencia propia la crueldad con la que el ejército puede tratar a quienes consideran sus enemigos. Incluso es tal el temor, que quienes tenían en sus casas la bandera de del partido LND, la quitaron para que no se les asocie con esta organización.
En tanto, las comunicaciones telefónicas e internet se encuentran interrumpidos en casi un 90%. Además, tan solo los militares tienen acceso a los medios de comunicación.
Así mismo, los bancos permanecen cerrados y en los supermercados ha comenzado un proceso de escasez, debido a que los ciudadanos están realizando compras nerviosas ya que no saben cuánto tiempo durará esta situación.
Los vuelos comerciales están suspendidos, tan solo ingresan o salen del país aviones militares, y todas las fronteras se encuentran cerradas. Según un vocero oficial del cuerpo castrense, se estima implementar próximamente un toque de queda.
Por su parte, las embajadas de los distintos países han establecido un control absoluto de los accesos a estas y han recomendado a sus connacionales permanecer en sus casas.
Ahora se espera que el alto mando del ejército llame a elecciones con nuevas reglas y con un nuevo organismo electoral. Así mismo, se estima que si dichos comicios no favorecen al ejército, se mantenga el golpe de estado. Dicho de otro modo, el Partido de la Solidaridad y Desarrollo de la Unión es quien tiene que triunfar forzosamente en las elecciones.
Futuro de Myanmar
El jefe del estado mayor del ejército, Minaung Hlain, ha tomado la presidencia interina de la antigua Birmania y dijo que para garantizar un equilibrio democrático se mantendrá en el control del gobierno por lo menos 1 año hasta que se celebren nuevas elecciones, que deberán ser justas y libres.
Quienes conocen a este general lo describen como un hombre de trato duro hacia los civiles. Es por ello que se estima que el lento proceso de transición democrática, iniciado en el 2011, se detendrá por completo. Mientras tanto, el Tatmadaw buscará controlar el parlamento para de esta forma garantizar una importante cuota de poder de las fuerzas armadas.
Aunque el presidente interino denunció que en las elecciones de noviembre se cometió un gigantesco fraude ya que al partido que él representa le fueron robados más de diez millones de votos, nunca ha presentado una sola prueba, por lo que el futuro político de Myanmar seguramente los llevará a escoger a un presidente de tipo militarista, tal como ocurrió en el pasado.
Lo que parece no tomar en consideración el alto mando militar es que el país se encuentra plagado de grupos guerrilleros que durante muchos años combatieron al ejército birmano. Es por ello que, probablemente, la nación se encuentre al borde de una guerra civil.
Dictadura disfrazada de democracia
La constitución nacional de Myanmar podría decirse que fue un traje a la medida confeccionada para garantizar el poder político y, por ende, económico, a las fuerzas castrenses.
Por ejemplo, del 100% de los parlamentarios, el 25% son reservados a los militares y estos no solo son colocados a dedo, sino que tienen poder de veto sobre cualquier tipo de enmienda constitucional. Así mismo, solo ellos pueden proponerle al presidente quienes serán los ministros de interior, defensa y fronteras.
Esto deja claro que en la antigua Birmania nunca existió una democracia y las fuerzas armadas tan solo trataron de engañar a la comunidad internacional, haciéndole creer que habían iniciado un camino hacia la transición democrática.
Las fuerzas castrenses mantienen buenas relaciones con el Partido Comunista Chino, ya que tienen importantes intereses económicos en Myanmar. Es por esto que la posibilidad de una intervención militar en esta nación es muy lejana, y los ciudadanos deberán aceptar ir a una farsa electoral para legitimar la democracia del Partido de la Solidaridad y Desarrollo de la Unión.