El Premio Nobel de la Paz, Abiy Ahmed Ali y Primer Ministro de Etiopía, se ha visto en la obligación de decretar el pasado 28 de junio, un alto al fuego unilateral e incondicional, para tratar, de alguna manera, de detener el avance de las fuerzas rebeldes.
En los últimos meses, las tensiones entre la guerrilla y el gobierno federal se han intensificado, por lo que analistas internacionales estiman que está a punto de producirse una guerra civil que afectará no solo a toda Etiopía, sino también a la estabilidad del Cuerno de África.
La solución de Abiy Ahmed Ali para frenar el avance de los rebeldes
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Frente de Liberación del Pueblo de Tigray (TPLF)
Este es un movimiento político marxista conformado por una gran cantidad de grupos rebeldes que buscan, de manera violenta, la separación de la región de Tigray de Etiopía.
El TPLF inicialmente se enfrentaba al gobierno de manera desorganizada, pero fueron profesionalizando sus acciones y, en la actualidad, se han convertido en una verdadera amenaza para el estado etíope.
En los últimos meses han aumentado las tensiones entre el gobierno federal y la región de Tigray, llegando al punto de comenzar a controlar ciudades estratégicas como Mekele, que está controlada por estos rebeldes y es una de las zonas donde se produce una gran cantidad de alimentos que son necesarios para evitar una hambruna en el país.
Si algo caracteriza al TPLF, es la crueldad con la que se enfrentan a civiles desarmados. Según un informe de Naciones Unidas, los disidentes han cometido muchas ejecuciones extrajudiciales, así como incontables violaciones de los derechos humanos.
Asimismo, estos rebeldes son los responsables de haber disminuido la capacidad agrícola del país, generando una hambruna que afecta a gran cantidad de ciudadanos.
Aunque la ciudad e Mekele fue conquistada por el Frente de Liberación en 2020, una intervención militar logró la recuperación de la misma, pero hace unos cuantos días, el grupo separatista de Etiopía lanzó una fuerte ofensiva que logró tomar nuevamente el control de la región.
El grupo guerrillero ha negado en todo momento haber cometido violaciones de los derechos humanos, sin embargo, el gobierno de Abiy Ahmed Ali dice tener pruebas fehacientes de la gran cantidad de delitos de lesa humanidad cometidos por el TPLF.
Incluso han expresado que este grupo ha utilizado su poder paramilitar para amedrentar al pueblo evitando que puedan sembrar, con la única intención de lograr que se genere una conmoción social en el país.
Razones del alto al fuego unilateral
El primer ministro de Etiopía sabe que con la ayuda recibida por la ONU, no podrá hacer frente a las necesidades alimentarias de su pueblo, por lo que debe echar mano a cualquier alternativa, siendo la siembra de alimentos en su país la solución más rápida.
Es por ello que ha decidido establecer un alto al fuego que lleva el carácter incondicional y que se estima se mantendrá hasta el fin de la temporada de siembra, que debería finalizar los últimos días del mes de septiembre.
Los campesinos han tomado con beneplácito este alto al fuego, ya que podrán preparar la tierra para comenzar a plantar sin tener que preocuparse por las hostilidades entre el ejército regular y el TPLF.
Asimismo, al no tener con quien enfrentarse, se estima que los guerrilleros del Frente de Liberación podrán tomar un mayor control de las zonas cercanas a Mekele, por lo que muchos estiman que fue una medida arriesgada la llevada a cabo por el primer ministro.
Los enfrentamientos armados han durado aproximadamente ocho meses y este alto al fuego, también podría permitir a Abiy Ahmed Ali reorganizar sus tropas e incluso solicitar una posible ayuda militar de algunas naciones que mantienen bases militares en el Cuerno de África, como Estados Unidos y China.
Aunque el gobierno de Etiopía lleva a cabo un proceso de unificación y modernización del país, el grupo paramilitar hará imposible esa tarea, ya que, como se sabe, ellos aspiran a independizar Tigray, así como obtener el poder total del país.
Alto al fuego apoya violaciones de los derechos humanos
Algunos miembros de la oposición política de Etiopía han considerado un error que con la gran cantidad de violaciones de los derechos humanos llevadas a cabo por los grupos guerrilleros, no se les persiga e intente encarcelárseles.
Por supuesto, los rebeldes culpan al ejército etíope de haber perpetrado el ataque del pasado 22 de junio, en el que murieron al menos 70 personas, y con el alto al fuego se paralizarán las investigaciones que llevarían a descubrir quiénes son los reales culpables.
Antecedentes del conflicto
El TPLF se inició como un partido político que durante años ostentó el poder de Etiopía. Pero en el año 2018, cuando el actual primer ministro llegó al gobierno, comenzó una campaña reformista en la que persiguió y encarceló a miembros de este grupo, haciéndoles responsables de hechos de corrupción y abusos de los derechos humanos.
Posteriormente, Abiy Ahmed Ali rompió la tradicional coalición multiétnica para crear el llamado Partido de la Prosperidad (PP). Para los miembros del Frente de Liberación del Pueblo de Tigray esta acción lo que hacía era dividir al país y aumentar la prosperidad en algunas regiones, incrementando la pobreza y la hambruna en la capital del país, Mekele.
En el mes de septiembre de 2020 se celebraron elecciones en la zona en conflicto y el gobierno no reconoció la legitimidad de estas, por lo que se negó a aceptar el triunfo del TPLF, congelando de manera inmediata los presupuestos federales.
Esto generó un conflicto de carácter militar que tiene serias intenciones de convertirse en una guerra civil, ya que en algunas provincias, muchas personas consideran que se vivía mucho mejor cuando el Frente de Liberación estaba a cargo del gobierno, y que Abiy Ahmed Ali solo ha llevado a la nación a una guerra entre hermanos que no tiene ninguna salida.