Modelos posando. Ropa mostrando todo su potencial. Escenarios imposibles. Si se incluye todo en el mismo lote, se entiende a la perfección que se trata de una sesión de fotos de moda que busca no solo potenciar las prendas sino a los propios modelos.
De ahí que la fotografía de moda se considere una disciplina propia que muchos denominan arte. “Como los pintores, en la mente del fotógrafo hay un bodegón que busca plasmar en la imagen. La cultura pictográfica es clave para crear un escenario único que exprese por sí mismo con colores, formas, texturas y dimensiones” explica César Lorenzo Fotógrafo, especializado en este tipo de sesiones
¿Cuáles son las claves de este tipo de sesiones?
Para ser profesional en una sesión de moda es necesario tener claro, ante todo, cuál es el estilo y concepto que quiere la marca para potenciar sus productos textiles. Trabajar en coordinación con su equipo para entender la inspiración de cada colección y proponer un ambiente que sea acorde con esa proyección es clave.
Al crear el ambiente se tiene que tener en cuenta no solo el color de la ropa, sino del escenario, en estudio, en la naturaleza o en zonas urbanas, sus luces y cómo disparar el objetivo.
El trabajo con modelos, que no siempre es sencillo, es una de las claves del éxito. Tener a un modelo capaz de entender las órdenes de quien dirige la sesión y que sea capaz de expresar, sin palabras, la idea para dar un hilo argumental a las imágenes es la base del éxito de la jornada. Cuando se trata, además, de un grupo que deben coordinarse, trabajar el mensaje es clave para conseguir el objetivo.
Hacer la selección de prendas y accesorios, trabajar con maquilladores y peluqueros y dar coherencia a todo el contexto es tan importante como el preparar el material para la propia sesión. “No hay que olvidarse que todo cobra protagonismo. El modelo, la ropa y el escenario, pero sin que una parte supere a la otra. El objetivo es ver la creación textil, es lo que hay que mostrar, pero solo no vale, necesita movimiento, alma” explica el fotógrafo.
Llegados a esto, la composición de escena y poses, tomados desde distintos ángulos, planos y enfoques, acaban siendo el acierto para que el trabajo luzca y el cliente vea su producto bien posicionado.
Además, la postproducción corregirá esos pequeños errores que puedan suceder. Se trata de hacer que la sesión fluya, que no se vea entorpecida para que muestre lo mejor, porque luego, para corregir, siempre se puede.