Un interno magrebí provocó un incendio prendiéndole fuego al colchón de su celda en el departamento de aislamiento. El suceso se saldó con un funcionario y dos internos afectados.
Los hechos acaecieron durante la mañana del domingo 25 de febrero de 2024 en el módulo de aislamiento, destinado a internos conflictivos y potencialmente peligrosos, cuando un interno de origen magrebí que se hallaba en el departamento por haber protagonizado una pelea tumultuaria entre dos facciones prendió fuego al colchón de su celda junto al restos de los enseres que tenía en su poder y se atrincheró en la celda.
Dado que en este departamento tan solo presta servicio un único funcionario, la gravedad de los hechos hizo necesario el apoyo del personal de otros departamentos. La situación se tornó especialmente crítica en el rescate: La alarma contra incendios no funcionó y los extractores de humo, instalados ad hoc para que este tipo de hechos no se cobren vidas humanas, tampoco. La galería estaba llena de humo, denso y negro, impidiendo la visibilidad y haciendo necesario el uso de equipos de protección para socorrer al interno y evacuar al resto.
A causa del incidente, el funcionario de aislamiento necesitó atención médica hospitalaria y dos internos tuvieron que ser trasladados a la enfermería del centro.
El trabajo en este tipo de departamentos es especialmente peligroso y requiere, como ha sido el caso, de la pericia y buen hacer de los funcionarios para controlar la situación. Como en tantas ocasiones, el objeto de las amenazas que soportan a diario los trabajadores penitenciarios por parte de esta tipología de internos no es otro que el de coaccionarlos para que accedan a sus pretensiones, y, cuando no lo logran, los incendios son un medio para tener contacto físico directo con los funcionarios que acuden en su rescate y atacarles.
Desde Acaip-UGT denunciamos que el fallo de los sistemas contra incendios de los que dependen la vida de los trabajadores penitenciarios y de las personas privadas de libertad no es un hecho aislado y exigimos cuantas medidas sea necesario implementar para garantizar la seguridad de los departamentos. En esta ocasión la celeridad y profesionalidad de la plantilla, en especial la del funcionario de aislamiento, ha evitado que lamentemos consecuencias peores, pero; sin los medios técnicos oportunos los trabajadores penitenciarios nos hallamos totalmente desprotegidos. Así mismo, exigimos a la administración penitenciaria una formación práctica real y constante para abordar este tipo de sucesos que, por desgracia, suceden y seguirán sucediendo intramuros.