Cada vez está más claro que Internet, con el Internet de las cosas como una realidad y no proyecto de futuro, ha cambiado la forma no solo en la que se entiende la comunicación corporativa, sino incluso la propia vida.
Comenzando por el conocimiento, la nueva generación tiene toda la información a golpe de click, sin restricción horaria y al alcance no solo de su mano sino de su voz.
Algo así, cuando desde la infancia se normaliza, solo puede tener un camino: asumir que la red se va a convertir en un Internet al servicio del usuario donde los usuarios pasarán a ser realmente activos útiles y valiosos y que, llegado el momento, pueden incluso ser parte de lo que pronto se asumirá como una plaza virtual de conocimiento compartido.
A esta nueva generación solo hay que formarles para una cosa: discriminar el ruido. Ante la avalancha de datos, deberán ser capaces de desentrañar lo que de verdad es fiable, veraz y útil y darle una interpretación. ¿Se está realmente trabajando en eso? En realidad no tanto como se debería ya que hay ciertos aspectos educativos que están no solo obsoletos sino fuera de la realidad.
En este punto, hay que dar un paso más. ¿Qué aportará toda esta nueva generación a las empresas?
Los nuevos jóvenes en las empresas
Contenido del artículo:
A nivel laboral
A nivel laboral viene una nueva generación que exigirá que las oficinas y centros de trabajo se adapten a su cultura. No al revés.
La cultura corporativa deberá ponerse al servicio de la plantilla y ser lo suficientemente flexible para dar cobertura a todo tipo de perfiles que llegarán a ella.
De hecho, uno de los passos para el sector servicio se basará en la capacidad de ofrecer movilidad al puesto para que se pueda trabajar prácticamente desde cualquier rincón del mundo.
Obviamente a día de hoy hay empresas que necesitan del trabajo presencial (bares, talleres, tiendas, supermercados…), pero hay otras que pueden gracias a internet y a su non stop, adaptarse a distintos horarios trabajando por proyectoss.
A nivel comunicativo
La empresa ya comunica diferente. No solo se basa en nota de prensa sino también en redes sociales, en soportes publicitarios 360 y audiovisuales cada vez más exigentes. Atraer al público, ser capaz de mostrar las posibilidades, innovadoras, de lo que la compañía puede ofrecer y que le diferencia y ser capaz de convencer y fidelizar será clave en adelante.
El mercado está lleno de propuestas pero un trabajo bien hecho de comunicación y marketing, aunque no se crea, es vital para ser visible. Es una de las inversiones que, restringidas, dan al traste con los resultados y la viabilidad.
A nivel marketing
El objetivo es ser visto. Ser identificado. Ser convincente. Y lo más importante: apostar por ser responsable.
Este mensaje, llevado a cualquier plataforma, formato, mensaje y trabajo será lo único que de verdad aporte valor a una compañía. Y más si viene de la mano del propio trabajador corporativo
¿Por qué hay start up que han conseguido no solo rondas de financiación exitosas sino un despegue impensable? Por claves como esta.
El marketing, y más en tiempos cambiantes e inciertos, es el mejor valor añadido.
A nivel responsabilidad
Ya no sirve olvidarse del impacto social, medioambiental o económico. Todo forma parte de una cultura colectiva que comparte opiniones en la red y que está dentro de la propia empresa extendiendo su red.
Algo tan básico como adherirse a una meta que sirva para beneficio de todos contará con ayuda directa de ese gran altavoz que son los followers en cualquiera de las redes y que acaba reconvertido en venta y monetización.
Es el momento de mirar a los ojos al futuro y apoyarse en la comunicación y marketing para llegar a él, de la mano del Internet de todos y para todos.